Mundial, Italia, 1990. Gol de Maradona, tristeza y siamo fuori en los bares y las calles. Y en una de ellas, la policía saca del agua un automóvil con un cadáver. Se trata de un productor conocido y bien contactado (Giancarlo Giannini). Y hay tres jóvenes guionistas que aparecen como posibles sospechosos: con posibles razones para tenerlo como enemigo. Con la irresistible canción del título como apertura, el director Paolo Virzí desarrolla así, en base al relato hacia atrás de estos personajes, llamados a declarar, una comedia de enredos, un policial y un muestrario de costumbres a la italiana. Es decir, con personajes vistosos, que hablan a los gritos, van y vienen como a las corridas y parecen escritos por un humorista. Con buen humor, simpatía, y fútbol.