Se encuentra ambientada en 1990 en Roma, donde se muestra esa Italia en un mundial que tenía como figura al jugador Salvatore Schillaci que pierde por penales ante la Argentina y al mismo tiempo que se hecho un auto cae al rio Tíber, quien se encontraba en ese vehículo es un famoso productor de cine italiano Leandro Saponaro (Giancarlo Giannini), quién fue asesinado y a partir de eso todo se viene a pique.
Comienza una investigación policial, donde hay varios sospechosos, entre ellos, tres jóvenes aspirantes a guionistas Luciano (Giovanni Toscano), Eugenia (Irene Vetere) y Antonino (Mauro Lamantia), por lo tanto todo se va develando y apreciando a través del flashback, donde ingresamos un poco en el mundo de los actores, guionistas, directores, productores y otras figuras que son parte del cine. También está presente la lucha de los valores entre las nuevas generaciones y las viejas y nos encontramos con muchas referencias al cine italiano.
Esta es una comedia negra que rinde homenaje a la época de oro del cine italiano, con diálogos irónicos, rápidos, vivaz e inteligente, con una muy buena construcción de personajes (aunque algunas actuaciones resultan desparejas) y de época, vestuario, colores y se va generando buenos climas. Aunque le sobran algunos minutos, tiene un director como Paolo Virzì (El capital humano) que sigue brillando a través de sus cintas.