Friends to be friends
Muchas obras de teatro francesas han sido adaptadas de las tablas a la gran pantalla, algunas han sido un digno exponente de como traspasar un producto y otras no tanto. Ahora le toca el turno a la exitosa comedia Nuestras mujeres.
Paul (Daniel Auteuil), Max (Richard Berry) y Simón (Thierry Lhermitte) son amigos desde hace 35 años y suelen compartir varios momentos juntos, inclusive vacaciones en las que abandonan todo y solo pasan tiempo entre ellos. En una de sus reuniones semanales a cenar y jugar a las cartas, Simón se demora bastante y cuando llega 45 minutos más tarde les informa a sus amigos que ha asesinado a su esposa Estelle (Pauline Lefèvre), esto cambiará rotundamente la noche ya que los tres debatirán que acciones tomar. Uno plantea hacer la denuncia, el asesino intentará usar los favores que les hizo durante esos años como moneda de cambio y el último irá cambiando de bando conforme los argumentos.
A pesar de que tiene una trama que atrae, la película va perdiendo los momentos de comedia para centrarse en diálogos morales y reproches de tiempos pasados, no logra mantener la atención del espectador lo suficiente y los personajes con su carisma tampoco son el centro de atención dado que generan muy poca empatía.
Richard Berry hace teatro filmado y poco aportan las salidas del espacio, no hay nada destacado en ellas y son intentos para hacer fluir la historia sin baches, aunque los que hay no son tantos, esto se debe a que Berry conoce la obra ya que también la dirigió y protagonizó en teatro.
Nuestras mujeres, título que no refleja nada de lo que se ve ya que las mujeres solo se ven y son mencionadas pocas veces, se queda en los papeles y no logra ser una gran comedia, tal vez la primera media hora sea la más efectiva pero no logra ir más allá y los personajes quedan reducidos a tres hombres de clase alta con problemas en lo que pretendía ser una reflexión graciosa sobre los límites que pueden existir en una larga amistad.