Dependiendo de cual exitosa sea la transposición, las obras teatrales adaptadas a la pantalla grande suelen resultar destacables o una pérdida de tiempo. Nos femmes mientras tanto, elige caer en esa misteriosa categoría del medio que podría llamarse "para aquellos que no la verán en su versión teatral y se tienen que conformar en casa".
Basada en la obra de Eric Assous -que dirigió en aquel entonces, mientras que Richard Berry lo hace ahora y además protagoniza junto al genial Daniel Auteuil y Thierry Lhermitte-, Nos femmes tiene en su núcleo a un trío de amigos de toda la vida que siguen una rigurosa rutina, tanto todas las semanas como en sus vacaciones anuales. Se conocen hasta la más mínima falla y ocurrencia, hasta que uno de ellos, el más impredecible de todos, llega y destroza esa calma que han -aparentemente- conseguido en 35 años. Es un giro dramático y muy oscuro, pero que eventualmente se presta a una comedia a veces desopilante, pero que deambula mucho y se la nota desconcentrada.
No es culpa de Berry, Auteuil o Lhermitte, que encajan en sus personajes a la perfección, sino en lo manido del asunto, que estira su conflicto de manera impensada durante la tortuosa hora y media que dura esa noche entre amigos. El problema es claro, los participantes están dispuestos a jugar, entonces ¿por que no termina de cuajar? Y es que Nos femmes elige resultar aleccionadora al poner en tela de juicio una amistad de años, con la familia, la comunicación, los celos y el compromiso, dejando de lado la comedia pura y dura teniendo un escenario tan negro y rico en oportunidades. Quizás sea el toque francés el que impida a uno conectar del todo con el humor, pero ya bien se sabe que las obras de teatro no son para todos y menos el arte francés, con otros códigos y preceptos. No digo que no haya gente que la disfrute completamente, sino que hay que tener una sincronización especial con el tipo de humor bien sutil de los franceses en este caso.
Nos femmes está recomendada a aquellos que disfruten de estas propuestas teatrales que cobran vida en la pantalla, que siempre representan un gran trabajo de actores consagrados, pero cuya sustancia deja bastante que desear. Ese aire a sala de teatro se pierde en una puesta en escena deslumbrante, y quizás la comodidad de una sala de teatro le sea mucho más oportuna a esta pieza.