Una larga publicidad de Apple
La presencia de Cameron Diaz junto a Jason Segel (uno de los actores de comedia más destacados de la televisión) bajo la dirección de Jake Kasdan repitiendo la fórmula de Malas enseñanzas (Bad Teacher), en una comedia que gira en torno al desgaste de la pasión y el sexo en una pareja producido por la convivencia y los hijos, sumado a los problemas de internet propios de nuestro actual mundo tecnológico, prometía entretenimiento y taquilla asegurada.
Una pareja que tras diez años de matrimonio y con dos hijos ha perdido la intensa chispa sexual, decide reavivar la llama de la pasión grabando un video porno casero con su nuevo iPad. Pero los nuevos atributos del dispositivo y las tendencias tecnologías actuales aran que por error dicho video acabe en manos de varios de sus familiares, amigos y conocidos.
A pesar de estos interesantes disparadores, quien roba protagonismo y pasa a ser el verdadero eje del relato es Apple (intenten contar la cantidad de “casuales” primeros planos y veces que se mencionan sus productos).
No solo que los iPad inician, desarrollan y finalizan la historia, sino que cuenta con un gran número de situaciones forzadas únicamente para apreciar las virtudes de ese dispositivo.
Considerando que es una comedia, Nuestro video prohibido podría haber explotado más sus disparadores temáticos, como la propagación viral de una grabación porno doméstica, los finos límites de la privacidad y una generación que a los 40 años debe lidiar con una realidad tecnológica en la que niños de 12 años los pasan por arriba.
Sin embargo, la película se vuelve predecible, con diálogos insulsos, con pocas situaciones de enredo típicas del género y encima completamente inverosímiles (nadie puede creer que los servidores de una compañía completamente de internet estén todos juntos y a pasitos de donde viven los protagonistas, mucho menos que el dueño de YouPorn este allí por la noche y ante un siniestro se apiade justo de la familia), volviéndose protagonista absoluto Apple y como sus productos signan la vida de los ciudadanos (desde un iPad hasta el Flash Pen Drive).
La belleza y oficio para la comedia de Cameron Díaz no alcanzan para una película que tras una apariencia transgresora desaprovecha material y termina siendo más bien conservadora y políticamente correcta, con algún que otro momento divertido y donde la anécdota más destacada fue el desnudo de Cameron que deja ver zonas poco vistas del cuerpo de esta actriz de 42 años (si realmente es ella).