Videos porno y errores catastróficos
Jay y Annie están casados y tienen dos hijos. Él trabaja en una radio y ella es ama de casa, pero entretiene sus días escribiendo un blog de maternidad que de golpe atrae el interés de una gran empresa. Están aburridos y su vida sexual es cada vez más escasa y menos excitante. Están cansados de su vida monótona y sin emociones. Es por eso que un día, borrachos y después de un intento fallido de darle un poco de condimento a la relación, Jay y Annie deciden hacer un video porno de tres horas. ¿Y qué pasa? Lo inevitable, obviamente: la cinta se filtra y la pareja emprende una odisea por su pequeño suburbio en búsqueda del video para salvar su dignidad.
Nuestro Video Prohibido (Sex Tape) vuelve a reunir a Cameron Diaz y Jason Segel luego de la exitosa comedia Bad Teacher, y otra vez bajo la dirección de Jake Kasdan. Pero esta vez las cosas parecen haber salido estrepitosamente mal. El filme que pretende, a primera vista, desmitificar un tema tabú, que lidia con la intimidad del matrimonio y de lo que pasa tras cuatro paredes. Sin embargo, los que vayan al cine a buscar una comedia nueva y refrescante se van a topar con una mescolanza de clichés y humor básico y quemado.
Con personajes inclasificables, una premisa llena de huecos narrativos que podría haber apostado a más pero que se contentó con una trama blanda e insípida, el filme de Kasdan no logra salir de un pozo profundo que cavó por sí mismo, y del que no llega a escapar ni con la ayuda de Segel –hace años una cara familiar en la comedia, desde Freaks and Geeks hasta películas más taquilleras hollywoodenses- ni con la desnudez de Diaz, que fue la propulsora mediática de la película desde el lanzamiento del proyecto.
Quizás el personaje de Rob Lowe sea el único punto de interés, como el aparente normal jefe de Annie, que luego resulta ser un cocainómano metalero de lo menos tradicional. Pero, a pesar de algún que otro punto a su favor, Nuestro Video Prohibido no es más que una incesante publicidad para Apple –el conflicto surge porque el video se sube a la nube y se esparce por quién sabe cuántos iPads- y una parábola que sale a la defensa de todos aquellos que, estúpidamente, dejaron que su intimidad se filtre fuera de la cama.