A priori y si apuran a este periodista va a decir que Nuestro video prohibido es una comedia efectista, llena de lugares comunes y gags ya vistos… Pero, aún así es buena y realmente te hace reír.
Lo que prueba una vez más que sobre-analizar un film de este tipo es perder el tiempo y materia de esnobismo cinéfilo porque se trata de una comedia para pasarla muy bien y relajarse en una sala de cine ya sea en pareja o con amigos.
Algo que hay que destacar, y que si es original, es la forma en la cual se combina al sexo con la tecnología. O sea, se trasladó de forma muy divertida a la pantalla grande a esa nueva tendencia de que videos porno caseros aparezcan -con consentimiento o no- en internet y lo que ello puede ocasionar.
El guión es rápido e ingenioso, y la dirección de Jake Kasdan mantiene el lineamiento ácido que se pudo ver en Bad teacher (2011), pero sin duda alguna lo más importante de este estreno es la dupla protagónica. Claramente con otro dúo de actores el resultado no hubiese sido el mismo.
Por un lado tenemos al enorme Jason Segel, quien se perfila a convertirse en el gran actor cómico de esta generación, y por el otro tenemos a Cameron Díaz en este género que le sienta tan bien y en donde ha demostrado que puede adueñarse de este tipo de papeles. Y como si fuese poco, parece que el botox abandonó un poco su cara porque se la vuelve a ver hermosa.
Otro tema que no se puede dejar de pasar por alto antes de concluir esta crítica son las escenas de sexo en las cuales pasa de todo pero sin mostrar nada. Una gran puesta de cámara y edición para algo que resultó ser fundamental en el film.
Nuestro video prohibido es graciosa y posee escenas desopilantes. Si se quiere entrar al cine con ganas de divertirse y relajarse, ésta definitivamente es la película para ir a ver.