Tiempos modernos
El film está basado libremente en el best seller de 2009 de Herman Koch, “The dinner”. I nostri ragazzi (Nuestros muchachos) tiene su propio aura crítico para aportarnos un drama y un dilema existencial muy propio de nuestros días, pero también histórico en el ser humano. ¿Qué es hacer el bien?, ¿Qué significa la justicia?, no son las únicas preguntas que se plantean, hay varias más. Se trata de un caso complejo pero muy simple al mismo tiempo, y todo empieza con una especie de prologo, una escena sacada de la locura de la calle, una discusión que comienza a causa del tránsito y termina en asesinato.
Un niño era parte de la escena y fue herido por la bala, quedando en serio riesgo de terminar paralitico. El médico pediatra a cargo de salvar a ese niño es Paolo (Luigi Lo Cascio) y el abogado defensor del policía que disparó irresponsablemente en la calle, es su hermano Massimo (Alessandro Gassman), que carga con los típicos prejuicios que caen sobre los hombres de ley que no tienen problemas en proteger a los inescrupulosos con dinero para zafar de la cárcel. La relación entre hermanos, por este motivo, es tensa, la falsa cordialidad y la tradición los junta en una cena semanal con sus esposas Sofía (Barbora Bobulova) y Clara (Giovanna Mezzogiorno), que tampoco tienen una buena relación.
Ambas familias están bien acomodadas económica y socialmente, se podría decir que son de clase media alta, burgueses culturalmente refinados de buen gusto, con hijos adolescentes que van a buenos colegios, pero algo falló. Sus hijos Michele (Jacopo Olmo Mantinori) y Benedetta (Laurenti Sellers) se involucraron directamente en un asesinato a una indigente en la calle, y fueron descubiertos por un programa televisivo que buscaba información para resolver el crimen.
El drama familiar y el desarrollo de los hechos se encuentran muy bien construidos. Es muy difícil no sentir los sucesos y la sensación de derrota de los protagonistas, los padres. Los hijos se encargan en todo momento de evitar las consecuencias y la culpa de lo sucedido, todo el peso cae sobre sus padres, que se pelean entre sí y buscan soluciones para intentar evitar o enviar a sus hijos a la cárcel. El dilema de justicia es el protagonista. Los nervios y la presión invaden también a los espectadores.
Por otro lado, la falta de comunicación y la insensibilidad son parte principal en la trama del film. Nadie quiere hacerse cargo de sus errores, todos los personajes los niegan, y la comunicación entre padres e hijos es casi nula. Los problemas del celular, las redes y la (in)comunicación constante de nuestros tiempos tiene responsabilidad evidente, y la deshumanización del entorno genera los hechos que se desatan. La falsedad y la hipocresía es lo primordial, por eso se trata de una crítica al sistema de valores en general, que no teme dejar de lado sus principios para defender sus propios intereses. Esto enfrenta a los hermanos ante su propia realidad y discurso.
Las actuaciones de Lo Cascio y Gassman dotaron de intensidad este relato, fueron los más convincentes del elenco. Respecto a cuestiones técnicas, se puede destacar la fotografía que ayuda a la puesta en escena.