Tras Actrices y Un castillo en Italia, Valeria Bruni Tedeschi dirigió esta tragicomedia que la tiene también como protagonista en el papel de Anna, una mujer que es abandonada de la peor manera por su marido (Riccardo Scamarcio) y se instala con su hija adoptiva en una hermosa casona de la Costa Azul para escribir allí el guion de su próxima película.
Lo hace acompañada por muchos familiares, amigos y empleados (interpretados por un seleccionado de figuras como Pierre Arditi, Valeria Golino, Noémie Lvovsky, Yolande Moreau, Vincent Perez y Xavier Beauvois) por lo que Nuestros veranos tendrá una estructura coral. Por el paradisíaco entorno, su elenco de lujo y la audacia de Valeria Bruni Tedeschi, Nuestros veranos prometía mucho, pero el resultado final es decepcionante.
Una película caótica, que avanza a los gritos y a los golpes (literalmente), llena de confesiones (como cuando la protagonista dice haber sido violada a los 7 años) en una acumulación infinita de frustraciones, resentimientos, agobios, tristezas, dolores, resignaciones, manipulaciones, reproches cruzados y algún que otro romance.
Nuestros veranos comienza dentro de ese subgénero de películas francesas con largas charlas en almuerzos al aire libre, pero luego opta por un histrionismo más propio del cine italiano con un humor más recargado, exagerado y absurdo que eficaz. Un film que nunca encuentra su tono. Ni su brújula.