Atrapados en la isla.
Nueva York sin salida es una película policial protagonizada por la estrella en ascenso Chadwick Boseman, en la que interpreta a un detective que hace cerrar todos los accesos a la isla de Manhattan para capturar a dos delincuentes. La dirección está a cargo de Brian Kirk, de larga trayectoria televisiva, y completan el elenco Sienna Miller, Stephan James, Taylor Kitsch y el ganador del Oscar J.K. Simmons.
Con un guion a cargo de Brian Mervis y Matthew Michael Carnahan, Nueva York sin salida utiliza todos los tópicos del cine policial clásico para contar esta atrapante historia en la que dos delincuentes se ocultan en la isla de Manhattan después de asesinar a siete policías durante un asalto. Y Andre Davis, el oficial a cargo del caso, los encierra bloqueando sus 21 puentes de acceso, dando así inicio a una cacería en la que termina descubriendo que las cosas no son como parecen.
Lo primero que vale la pena destacar de esta película es su búsqueda de realismo similar a Contacto en Francia, ya que en ambos casos la verosimilitud está por encima de lo espectacular. Esto puede apreciarse especialmente en el excelente trabajo de sonido, con la detonación de los disparos y sus respectivos impactos que sorprenden a los espectadores. A esto hay que sumarle un muy buen trabajo de montaje, a cargo de Tim Murrell, que maneja muy bien los tiempos generando suspenso en momentos de tensión cuyo remate llega de forma sorpresiva con una violencia brutal y efectiva.
Todos estos aciertos técnicos hacen que esta película funcione neutralizando su punto más débil: la construcción de su protagonista. Porque Chadwick Boseman se limita a cumplir con las acciones escritas en el guion, pero falla al no profundizar la contradicción interna de este personaje -similar al Nick Conklin que interpretaba Michael Douglas en Lluvia negra– porque es acusado de gatillo fácil y debe atrapar a estos delincuentes sin abusar de su autoridad. El resto del elenco, en cambio, se luce más con estos personajes que también tienen que luchar contra sus contradicciones internas, razón por la que no son lo que parecen ser a simple vista.
En conclusión, Nueva York sin salida es una película que hace un buen uso de las reglas del genero policial, contando una historia que resulta atractiva para el espectador gracias al buen manejo del suspenso y el uso efectivo de la violencia. Se trata de una propuesta sumamente interesante que no defraudará tanto a los amantes del género como a los que quieran disfrutar de una buena salida al cine.