21 Bridges puede no ser coherente y tener errores por doquier, pero gracias al buen ritmo que le imprime el montaje logra crear un entretenimiento efectivo. Vacío completamente e inmediatamente olvidable, pero efectivo.
Andre Davis (Chadwick Boseman) es un detective de la ciudad de Nueva York que tiene la reputación de ser un policía con gatillo fácil frente a los maleantes, por ese motivo tan particular el resto de la fuerza lo ha marginado de cualquier tipo de grupo y es por eso que mayoritariamente realiza sus investigaciones de manera solitaria. Pero una noche deberá aliarse a como de lugar con la forense e investigadora Frankie Burns (Sienna Miller) porque en un atraco fallido a una “casa de drogas” dos incipientes ladrones terminan asesinando a un par de policías que inesperadamente estaban allí y ahora será trabajo de Andre y Frankie atraparlos con la particularidad de que deberán hacerlo en sólo un par de horas, antes de que amanezca, y para acelerar su captura el detective dará la orden de levantar los puentes de que conectan Nueva York con Manhattan para que los ladrones queden atrapados.
Nueva York Sin Salida (21 Bridges, 2019) es la última película dirigida por Brian Kirk (My Boy Jack, 2007), tiene un guion escrito por Adam Mervis y Matthew Michael y tiene la “bendición” de los hermanos Joe y Anthony Russo en su producción. A lo largo de sus 99 minutos de metraje la cinta cuenta con problemas específicos y marcados que hacen de este vertiginoso film detectivesco una película muy poco creíble y que desperdicia todo su potencial en un crescendo notorio. El guion, siendo la base fundamental de toda obra, ahonda todo el tiempo en poner en ridículo a los personajes cuando se encuentran en situaciones limites, esto tiene un fiel reflejo cuando, con movimientos de cámara mediante, los protagonistas utilizan el dialogo para remarcar lo obvio o hacer algún comentario que los haga parecer héroes de manera instantánea. De esas que en la carrera de Stallone abundan, por ejemplo, pero utilizados de una manera dudosa.
Más allá de ese aspecto, la cinta muestra incongruencias permanentemente en detalles que son notorios a simple vista. Se entiende que un película cómo ésta en donde los tiroteos se dan todo el tiempo, los que interceden en ellos en algún momento las balas deben acabarse y recargar sus armas pero aquí parece que no. La mezcla y la edición del sonido es otro de los puntos flojos ya que más que sonido de balas o persecuciones, sólo se escucha ruido estruendoso. Otra de las cuestiones flojas que se desprende del guion es el poco efecto sorpresa que mantiene y debido a eso el giro argumental que debería funcionar como clímax pasa sin pena ni gloria. Un punto a favor, si es que se lo puede considerar así, es que gracias al vértigo del montaje los minutos pasan de manera veloz y el espectador puede tranquilamente sentarse en su butaca y en ningún momento distraerse con la trama.
En cuanto a actuaciones poco puede reclamarse ya que todos los actores están de forma correcta pero no hay alguno que de destaque por demás o que por el contrario esté en una sintonía diferente. Con un elenco que a demás de Boseman y Miller cuenta con JK Simmons, Stephan James y Taylor Kitsch, todos intentan llegar al máximo de sus capacidades y eso se ve, está reflejado en la intensidad que le imprimen a sus diálogos o a cómo se mueven en sus escenas.
Nueva York Sin Salida es la típica película de acción que por su vertiginoso montaje y sus actores conocidos logra entretener al espectador de manera inmediata. Ahora para quienes busquen una cinta en donde la acción vaya de la mano con una historia bien planteada, narrada y resuelta le encontrará errores por todos lados y hacer foco allí le puede jugar en contra.