Esta película dirigida y coescrita por Brandon Camp es la segunda comedia romántica con Jennifer Aniston que se estrena en el lapso de dos semanas (ésta, sin ser ninguna maravilla, es infinítamente mejor a la vergonzosa El caza recompensas). La explicación –además del guión, claro- hay que buscarla en que aquí tiene como contraparte a un siempre convincente Aaron Eckhart.
Eckhart es Burke Ryan, un psicólogo que se ha convertido en una celebridad pública a partir de un libro de autoayuda en el que describe su experiencia personal tras la muerte de su esposa en un accidente de tránsito. Pero Burke es un hipócrita, un farsante, un negador que proyecta en los demás todo aquello que él es incapaz de aceptar y confrontar. Aniston es Eloise Chandler, una florista que decide terminar con otra frustrante relación afectiva.
A pesar de ciertos exagerados toques melodramáticos (la relación de Ryan con su suegro interpretado por Martin Sheen y con un hombre quebrado por la muerte de sus hijos que encarna John Carroll Lynch) y de algunos lugares comunes de la comedia romántica (los diálogos de la protagonista con su empleada y confidente), Camp se las ingenia para redondear un producto bastante aceptable, con una mirada bastante despiadada al universo de la autoayuda y una ironía que remite por momentos a Amor sin escala, con Eckhart en lugar de George Clooney.