El amor espera
Nuevamente Amor (Love Happens, 2009) se enmarca como una película de género romántico, confiable en términos de taquilla, donde el producto pone el acento en su rendidora pareja protagónica. Aquí la comedia, al contrario de la casi totalidad de films del género que se estrenan, se entremezcla con el drama.
Hay un hombre atrapado en su pasado y una mujer que no logra encaminarse en su vida amorosa. Ambos tienen un problema por resolver, he allí el punto en común que une a estos seres solitarios en busca de un cambio de rumbo.
La historia se centra en el drama que vive un reciente viudo, quien en una suerte de viaje emocional hacia dentro de si mismo, plasma en un libro de autoayuda la trágica muerte de su esposa y sus consecuencias personales. La publicación del libro la acercará afectivamente a una lectora, en donde encontrara la esperanza de renacer dejando atrás la angustia del recuerdo de su esposa.
Salvando las distancias con grandes exponentes del género, Aaron Eckhart y Jennifer Aniston no son una mala elección para una comedia romántica. Por el contrario, han demostrado buena experiencia en el género. Sucede que el film jamás plasma todo el potencial que su pareja protagónica promete. Y en ese atisbo habrá un fugaz y atractivo interés en desmitificar a los gurus intelectuales del autoayuda, pero también una tendencia complaciente al melodrama por demás llorón y endulzado.
Luego de un comienzo prometedor que ilusiona con una comedia que ofrezca algo distinto, el film se diluye y su desarrollo y desenlace estarán a la altura de la simpleza y la sensiblería fácil. La sutileza sugerida en los primeros planos de presentación de historia y personajes, no se materializarán en el resto del metraje.
Este intento de apartarse de los cánones habituales del género nos presenta a un hombre que en su dolor intenta ayudar a los demás a superar el propio. El personaje de Aaron Eckhart sufre por una perdida irreparable, a su vez su libro enseña a reparar el dolor. Las emociones que este personaje transmite son de frustración, angustia, pesar. Acaso el aspecto mas interesante del film, nada similar al canchereo del amor a primera vista que pregonan la mayoría de las comedias románticas más pasatistas.
El film jamás logra definirse ni despegar de sus limitaciones narrativas. Si el personaje de Eckhart es incapaz de enfrentarse a sus propios fantasmas para ahuyentarlos, el novato director Brandon Camp se mimetiza y tampoco encontrara escapatoria a su propio laberinto. Y con él, arrastrará a un film que se perdió en la propia trampa de su mediocridad.