Nuevos trapos
Y nuestro héroe despierta en un edificio destartalado a los pies del cadáver de su creador. Rápidamente deduce que no es fácil ser un robot minúsculo con una cubierta símil “muñeco de trapo” en un contexto post apocalíptico, donde todos los humanos han muerto en manos de su propia producción armamentista. Sin voz y colgando de un brazo, el pequeño logra liberarse y para su sorpresa descubre un cierre relámpago en su pecho, dentro del cual incorpora un extraño objeto que encuentra en las ruinas. Al salir del lugar se topa con un mundo estéril controlado por distintos autómatas, baluartes de la “inteligencia artificial”.
De hecho, máquinas feroces con apariencia animal continuamente amenazan a un temeroso cónclave de su misma especie. Con un “9” pintado en la espalda y un poco de valor en las entrañas, este androide con piel de arpillera pronto deberá hacer frente a un sinfín de peligros vinculados al misterio de su existencia... Número 9 (9, 2009) es la ópera prima de Shane Acker, maximización concreta de su corto del 2005 nominado al Oscar. El film entrega un espectáculo visual de una extraordinaria belleza en función de una historia plena de alusiones políticas y sutiles puntos oscuros librados a la imaginación del espectador.
Con la producción de Tim Burton y Timur Bekmambetov, el enajenado detrás de Guardianes de la noche (Nochnoy dozor, 2004) y Guardianes del día (Dnevnoy dozor, 2006), el equipo técnico ha construido una metáfora sobre la vida de los refugiados, el estado de guerra permanente y los peligros inherentes al mecanicismo. El clásico arquetipo de las fábulas distópicas “humanoide con alma en lucha contra armamentos fuera de control” está bien desarrollado a partir de un minimalismo concienzudo de muy pocas palabras. La animación en CGI ofrece originalidad, matices opacos y fuertes contrastes.
Quizás el guión de Pamela Pettler, responsable de los libretos de El cadáver de la novia (Corpse Bride, 2005) y Monster House (2006), por momentos se pasa de etéreo y cae en algunos clichés, pero Acker con celeridad corrige estos detalles imponiendo un ritmo narrativo intenso basado en una maravillosa puesta en escena y numerosas secuencias de acción. Precisamente la trama se sostiene y avanza gracias a componentes varios como un suspenso de pulso riguroso, personajes carismáticos y la insólita crudeza de las circunstancias (artilugios macabros, cementerios por doquier y coprotagonistas asesinados).
El elenco reúne muchos apellidos ilustres: Christopher Plummer, Martin Landau, John C. Reilly, Elijah Wood, Jennifer Connelly, Crispin Glover, etc. Sin embargo es la propuesta en su conjunto la que se luce debido a que siempre domina un tono entre sereno y alegórico (los diálogos son parcos y el humor está bastante acotado). Otro elemento a destacar es la referencia final a El cristal encantado (The Dark Crystal, 1982), la inolvidable obra maestra de Jim Henson y Frank Oz. Cargada de una profundidad implícita y un preciosismo excepcional, Número 9 ennoblece sus harapos con valentía y de ellos extrae esperanza...