Con un personaje que parece salido del cine de terror de décadas pasadas, la película presenta un inquietante comienzo pero se desdibuja en medio de una trama repleta de locura, alucinaciones y muerte.
La directora Stacey Title, que tuvo mejor suerte con La última cena, instala el terror alrededor de tres estudiantes universitarios que se mudan a una vieja casa y, sin quererlo, liberan a una criatura sobrenatural que persigue a quien descubre su nombre.
Atada a un cine que inmortalizó décadas atrás a personajes como Jason, Michael Myers y el mismísimo Freddy Krueger, la película -convertida en una próxima saga- trae la figura de "Bye Bye Man" -Doug Jones-, un fantasma monstruoso con capucha, acompañado de una mascota terrorífica salida del infierno, que deambulará y enloquecerá a todo aquel que se anime a invocarlo.
Con elementos del cine de terror y fantástico, la realizadora ofrece un comienzo inquietante ambientado en la década del sesenta, que se va borroneando y desdibujando con el correr de los minutos cuando los sobresaltos y el suspenso dejan lugar a una trama repleta de locura, alucinaciones, paranoia y muerte, narrada con puntos de vista confusos desde los mismos personajes para desorientar al espectador.
De este modo, la escena de la biblioteca es la que mejor funciona, mientras que los flashbacks que van salpicando la trama, para unir pasado y presente, no resultan del todo eficaces. El trío protagónico de jóvenes poco convincentes está conformado por una parejita, encarnada por Douglas Smith yCressida Bonas, y un joven -Lucien Laviscount- que mira con buenos ojos a la novia de su mejor amigo, respaldados por Carrie-Anne Moss -Trinity de The Matrix- y una irreconocible Faye Dunaway, como la viuda que puede ayudar a resolver el misterio que se presenta.
Posiblemente, la cosa hubiese funcionado mejor si la figura de "Bye Bye Man" hubiese sido el núcleo del relato, que deriva en otras situaciones y juegos que no aportan ni clima ni atmósfera a la trama central, entre el tablero "ouija", una casa fantasmal, toques de humor involuntarios y un mundo adulto que también corre peligro. "No lo pienses, no lo nombres, no lo mires": Habrá que hacerle caso al leit motiv del film.