Casa embrujada, estudiantina, cuco y conjuros. La de terror de la semana hace un mashup de subgéneros y acompaña a tres chicos que alquilan una casa cerca del campus en la que empiezan a pasar cosas cada vez más terribles, vinculadas a un ente cuyo nombre no hay que decir y sobre el que no conviene pensar. El miedo lo hace más real. Con mejores ideas que sus efectos y resultados, más bien modestos, tiene un buen personaje protagónico, joven conservador amante de los Dead Kennedys, y cinco minutos de Faye Dunaway. Pero camina por caminos ya muy caminados.