El terror parece no querer saber nada con reinventarse, por lo menos aquel que más llega a la cartelera. Si hay algo de lo que no se puede acusar a estas producciones es de falta de insistencia, porque a cada mes el espectador encuentra varias alternativas del género. Llega el turno de The Bye Bye Man, que aquí aterriza con el título de Nunca Digas Su Nombre. Una más que demuestra que el miedo y el susto se mantienen vigentes, pero no precisamente por deslumbrar con su calidad.