Las vueltas de la vida
Es el año 2077, la tierra ha sido devastada luego de que la luna fuera destruida y Jack (Tom Cruise) patrulla lo que queda del planeta para evitar que los "carroñeros" ataquen las bases dedicadas a extraer el agua que queda. Junto a Vik (Andrea Riseborough) forman un equipo eficiente al servicio de altos mandos que operan desde una estación espacial.
Jack tiene un sueño recurrente que transcurre en un mundo que ya no existe y ese sueño puede ser la clave de lo que vendrá. La aparición luego de una nave con cuerpos humanos en estado de suspensión pone al protagonista en una disyuntiva cuya resolución cambiará el curso de su existencia.
La historia se va desprendiendo de capas para dejar al descubierto otras y eso la vuelve interesante, algo que es meritorio en tiempos en que se busca mantener la atención del espectador a tiro limpio y explosiones.
No es que este filme no ofrezca escenas de acción, pero estas se encuentras justificadas y subordinadas al relato, por momentos algo confuso, pero en definitiva bien resuelto. Se trata de un filme bellamente fotografiado, armonioso en su montaje y que jamás pierde el tono ni el ritmo.
Tom Cruise, quien parece tener formol en sus venas en lugar de sangre, cumple con suficiencia el rol de héroe sensible y no defrauda como la estrella taquillera que es. Se destaca Andrea Riseborough en un papel al que supo sacarle el jugo, en tanto la rusa Olga Kurylenko es totalmente prescindible; ella, no su personaje, que merecía mejor interpretación.
Recomendamos no ver el trailer, ya que es demasiado revelador.