La condición de estrella de Tom Cruise y su talento como actor es lo que permite sostener esta película de ciencia ficción que está protagonizada por él de forma no exclusiva, pero casi. Un soldado veterano ha sido asignado a una misión en un planeta Tierra abandonado por los humanos luego de una gran guerra contra alienígenas. Jack (Tom Cruise) y Julia (Andrea Riseborough) son un equipo que se encarga de patrullar el planeta destruido para asegurarse que se puedan seguir aprovechando los últimos recursos disponibles. Jack patrulla y Julia desde su base-hogar controla toda la operación mientras son supervisados a su vez por sus superiores. Todo parece ser un trabajo rutinario, donde Jack, por momentos de forma visible, por momentos en secreto, posee una enorme nostalgia acerca del planeta que se ha perdido décadas atrás. Pero en sueños el tiene sueños que lo perturban, habita en él una sospecha, una inquietud, algo que no termina de cerrar. La fría vida cotidiana con Julia y la perfección de toda la operación no le aporta a él ninguna forma de tranquilidad, al contrario. Con ese punto de partida al espectador y a Jack solo le queda esperar que pase algo. Y algo, claro, pasará. A la presencia indiscutible del protagonista masculino, hay que sumarle el excelente clima logrado por el director (Joseph Kosinski, el mismo de Tron: El legado), capaz de ir llevando la trama con interés cada vez mayor, con un aprovechamiento de las locaciones abandonadas y los espacios abiertos al estilo del western.
(A partir de acá se contarán puntos clave de la trama, se invita al lector a dejar de leer si no quiere enterarse de esos detalles.)
Los fanáticos de la ciencia ficción verán todos los tópicos favoritos del género, con la calidad técnica y el asombro visual del que son capaces las películas actuales. Pero aun dentro de esa tecnología, Oblivion no se olvida nunca de crear climas y personajes y eso es lo que le da mayor fuerza e interés. El espectador verá también la conexión con títulos clásicos del género y como el héroe tiene también esa nostalgia demodé propia de los personajes de la ciencia ficción. Pero hay el sueño recurrente de Jack –Jack, un nombre de héroe popular- algo que sabemos lo cambiará todo. Por eso cuando una nave se estrella en la Tierra y Jack descubre en esa nave criogenada a la mujer con la que sueña, sabemos al instante que todas las certezas que él tenía están a punto de desmoronarse. La frialdad de su compañera, el discurso mecánico de los superiores, todo aquello que nos inquietaba estalla a partir de ese momento. Jack luchará entonces por recuperar su humanidad perdida. Sosteniendo la idea de que detrás de cada ser humano, por más básico y parecido al resto que parezca, siempre hay algo que lo lleva a su condición de tal, con sus valores, sus deseos y sus sueños. Una metáfora sobre la que ha insistido mucho el género a lo largo de los años y que no por eso ha perdido vigencia. Para que todos nos veamos reflejados en Jack, es indispensable que el protagonista sea una estrella como Cruise, cuyo carisma vuelve a quedar en evidencia en esta película. Aunque bordea el western Oblivion sigue siendo principalmente un film de ciencia ficción. Y el cliché de que su protagonista esté fascinado por el pasado, no solo está justificado por la trama, sino que además nos lleva a sentirnos más identificados con él aun. Seamos únicos o uno más entre millones, cada uno de nosotros vive su vida como la única disponible.