Se podría decir muy poco sobre esta película para no spoilearla. Sin embargo es evidente, pasada la mitad del metraje, de qué va todo, aunque se las ingenia para confundir, con el objeto de poner en duda lo que algún hábil espectador logró descifrar.
Aquí el personaje, desde un principio tiene la obsesión de atrapar a un gran pez espada y la película tiene un aire a Moby Dick, pero llega una mujer con un encargo que torna la película hacia otro género, el thriller, y el espectador se pregunta, “pero… ¿qué quiere realmente?” Claro, porque el protagonista parece no tomar las decisiones aunque parezca tener enormes convicciones sobre lo que quiere y lo que no quiere. Ahí está el básico error que no tiene que ver con la trama. El personaje es pasivo y sólo hace alarde de algo que termina no siendo claro ni para él, pese a que quiera justificarse en el desenlace.
Desaprovechar a estos dos enormes actores –quienes lograron una inolvidable dupla en Interestelar- es seguramente lo peor de todo, pero que no se hayan dado cuenta de líneas de diálogo tan repetitivas y pobres, llama mucho la atención.
Calificación: 4/10