Obsesión

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Obsesión es el título absurdo con el que se estrenó en Argentina la película Serenity. Durante una hora se presenta con un policial negro de manual. Aunque desde el comienzo da pistas acerca de su cambio de género, lo cierto es que todo lo interesante de la primera parte de la película es ser un film noir o un neo noir, parecido a los que se hacían en la década del ochenta y del noventa. Un pescador que vive en una isla paradisíaca sobrevive económicamente a duras penas, obsesionado con un pez al que desea atrapar (tal vez por eso la película se llama obsesión, vaya uno a saber), solitario, apenas vinculado con los pocos lugareños y con una amante. Entonces llega una mujer sacada de una parodia de una parodia de policial negro. Esa mujer es la madre del único hijo que el pescador tiene. Desesperada (en su discurso, su cara y su actitud no lo demuestran) porque su nueva pareja la golpea salvajemente y pone en peligro a su hijo, le pide que por favor, y por el pequeño genio de la computación en que se ha convertido el niño, que elimine al padrastro golpeador. Más policial negro, imposible. Hasta ahí, la trama es muy entretenida, en su tono de exagerado policial negro funciona, tan solo tiene algunos ruidos vinculados con el excesivo y no justificable regodeo en el cuerpo del protagonista. Regodeo aún más absurdo cuando más adelante la película cambie de género.

Y entonces este policial con toques eróticos pega un giro de timón violento (anunciado, eso sí, aunque de manera muy rara) y se transforma en otra cosa. La transición no funciona, aunque ambos films por separado son interesantes. Tal vez el peor defecto que tiene es que en su segunda parte, menos de la mitad de la película, en realidad, tiene una especie de absurdo místico que ya bordea el ridículo. Se pueden aceptar dos géneros, pero sumarles es elemento esotérico es algo que destroza cualquier identificación que el espectador pueda tener con la historia.