Una película floja, por momentos bizarra, y con múltiples fallas de guión. Parece sacada de otra época, tal vez de los ’90 donde los zoom, en cámara lenta, mientras rota sobre un personaje eran novedad. De no ser porque cuenta con dos superestrellas en su cast, se encaminaba al olvido.
Cuando uno analiza los intérpretes, el plot, el director y la ambientación, entiende que tiene potencial y una premisa interesante. Pero el problema es cómo es llevada a cabo. Sus plot twist suenan apurados, apretados y con agujeros que confunden, más que dejarnos con intriga.
No es una mala actuación de Matthew McConaughey, ni cerca de sus mejores. Se sumerge en un personaje con problemas de alcoholismo, depresión y una obsesión insana con la pesca de un atún en especial. Sus días consisten en estar en ultramar y tratar de no perder la paciencia antes que la cabeza. Pero un día llega Anne Hathaway teñida de un rubio intenso para ofrecerle una oportunidad difícil de rechazar. Los secundarios aportan pero no alcanza para elevarla: Jason Clarke (un buen papel como el villano), Diane Lane, Djimon Hounsou y Jeremy Strong. McConaughey y Hathaway hacen una dupla muy interesante, pero su relación no termina de explorarse ni potenciarse.
Es difícil entender lo que nos quiso contar el director con “Obsesión”, cambia de género con pasmosidad y tiene una media hora final que destruye todo lo que construyó previamente. Es una propuesta rebelde que puede funcionar si los elementos en su conjunto se consolidan.
La más destacable es la fotografía, logra mostrarnos esta isla de manera bellísima y nos enfoca inmersivamente en el clima ideal para este thriller.
En definitiva, no es una película mala. Pero se regodea de sus ideas y no en cómo llevarlas a cabo. Tiene buenas actuaciones pero con una dirección de Steven Knight floja. Su frenético final, tal vez, un día la lleve al culto de películas locas y bizarras.