Los documentales de Jacques Perrin y Jacques Cluzaud (“Microcosmos”, “Mirando el cielo”), apuntan, cada vez, a una mirada nueva sobre el mundo que nos rodea. Ahora le toca el turno a la fauna submarina. Pero, más allá del esplendor visual que lucen estos emprendimientos laboriosos (este llevó 4 largos años), se nota la intención de preservar el equilibrio ecológico y defender el orden natural, castigado por la actitud depredadora del hombre. El film abre con un amanecer soleado sobre ese mar que prodiga barracudas y atunes rojos. Sin darles tregua, leones marinos y delfines irrumpen para darse un suculento banquete. Luego del festín renace la calma, pero todo es tensión y lucha por la supervivencia en ese espacio que tan poco conocemos. La mayoría de las especies marinas están ferozmente amenazadas por el hombre que, implacable, caza, persigue y agota recursos sin la menor culpa. Los habitantes del mar viven en estado de alerta y en perpetua fuga. Se saben condenados. Un testimonio revelador.