Ocean’s 8: Las estafadoras es el spin-off de La gran estafa (Ocean’s Eleven, 2001, Steven Soderbergh) y llega a la pantalla más de 15 años después de aquella primera entrega, repitiendo la misma fórmula que caracteriza a la saga, pero refrescando casi por completo el elenco.
Debbie Ocean, la hermana de Danny Ocean (George Clooney en la saga original) sale de la cárcel luego de haber sido injustamente acusada de una estafa que ella no cometió. Apenas libre, y a riesgo de violar su libertad condicional, Debbie organiza a un grupo de mujeres para cometer un robo que, por haber sido planeado y pulido en la cárcel durante 5 años, ya aparenta ser perfecto. Así las siete estafadoras se infiltran a la gala anual del Met y planean el robo de una joya de valor multimillonario perteneciente a la casa Cartier.
El film no es muy pretencioso y calca, casi a la perfección, la trama de aquella primera entrega, pero apuesta a un elenco de (casi todas) mujeres para renovar la audiencia, probablemente. El grupo de actrices es más que atrayente, pero sus dos protagonistas principales (Sandra Bullock como Debbie Ocean y Cate Blanchett como Lou) tienen tanto botox y operaciones en la cara (especialmente Bullock) que vuelven poco disfrutable su habitual carisma. Los puntos más altos terminan cayendo en Helena Bonham Carter y Anne Hathaway, pero sus personajes tampoco llegan a tener el desarrollo que se merecerían. El resto del reparto es correcto, pero nadie sobresale.
Ocean’s 8: Las estafadoras tiene como gran mérito que fluye en su narración, las casi dos horas de duración se pasan volando y el montaje es muy ágil, aunque extremadamente repetitivo.
Los gags no funcionan muy bien pero como todo avanza tan rápido, no hay oportunidad para que el espectador se aburra. Los sucesos ocurren uno a continuación del otro, imparables, y eso hace que la trama avance muy bien. El momento en que finalmente se nos da un respiro, es cuando aparece el investigador de la compañía de seguros, que interpreta el carismático James Corden y que le agrega un valor interesante al film, aunque más no sea desde la simpatía que irradia el personaje.