Joyas, robos y vestidos lujosos
Es cierto que las comparaciones son odiosas, pero en este ¿spin-off, reboot? del grupete de galanes que atracaban con ingeniería un casino, se nota que falta la mano de Soderbergh a la hora de generar nervio y suspenso. Aquí, una de sus protagonistas Debbie Ocean (Sandra Bullock y la hermana de Dany en la ficción), sale de la prisión después de que un ex novio le juega una mala pasada.
Es así que se unirá a su antigua socia de andanzas, Lou (una espléndida Cate Blanchet), y conformarán un equipo de mujeres de lo más hábiles para el robo de guante blanco. El plan: sustraer un collar Cartier excesivamente caro, en la Gala del Met, el evento benéfico súper exclusivo que da inicio a la exposición de moda anual del Instituto del Vestido del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
Si bien la cinta sigue la tónica de la franquicia, el plan ideado por estas bellas mujeres sale tan perfecto, que se pierde el ritmo y la acción adrenalínica de la historia. Parece que Gary Ross, el director de Ocean´s 8: Las Estafadoras, diera por sentado que ya vimos sus predecesoras y no se le cae una idea original, salvo que ahora las protagonistas son mujeres. Misma fórmula, pero con un despliegue aún más superficial que el de los chicos piolas y guapos.
Aquí también el montaje se va estructurando plano a plano, para mostrarnos todas las tretas, y también complejidades, que deben sortear las estafadoras a la hora del robo maestro. La sobre explicación excede, encima hacia el final aparecen situaciones y personajes que nunca tuvieron un dejo de complicidad con el espectador, como sí se venía dando a lo largo del relato.
También es cierto que los personajes tienen un desarrollo tan pobre, que conocemos muy poco sus motivaciones, situación que no ayuda nada a la hora de generar empatía. Las marcas, la ostentación… vemos una New York glamorosa, enmarcada con un reparto de lujo que salva algo de esta historia reciclada y ya tan vista, que por momento nos lleva al sopor.