Al salir de sala pensaba que el mayor acierto de «The offering» es el abordaje de una temática de género poco transitada por la industria: la mitología judía en relación a los demonios. Las escrituras ofrecen mucho potencial para desplegar escenarios donde esas palabras impulsen historias con potencial.
Y esto, es lo que sucede en «Ofrenda al demonio». Ópera prima de Oliver Park, esta propuesta presenta un escenario inquietante. Primero, tiene lugar en una funeraria. Segundo, hay una familia judía practicante involucrada en el evento y finalmente, todo lo que sucede, deviene de una intervención demoníaca («Abyzou») que refiere al folklore místico de las creencias de ese pueblo.
Arthur (Nick Blood) es el hijo rebelde de Saul (Allan Corduner), un religioso comprometido, que tiene una funeraria. Alejado de su padre, se casó hace poco tiempo con Claire (Emily Wiseman) quien no es judía y está embarazada. Saúl recibe con extrañeza el pedido de su hijo de visitarlo, pero se pone feliz al saber que pronto será abuelo. El problema es que Arthur no está retornando a su casa por cuestiones emocionales, simplemente necesita convencer a su papá que ponga su negocio como garantía de una operación comercial que necesita hacer.
Así es que mientras esta cuestión se comienza a trabajar en el entorno familiar, a la funeraria ingresa el cuerpo de un hombre que posee un amuleto extraño, como colgante. Arthur se extraña del mismo y luego de tocarlo, accidentalmente se cae al piso y al romperse, libera un espíritu milenario que tiende a acosar y atacar a mujeres embarazadas.
La noche comienza a avanzar y con ella, el demonio soltado comienza a hacer de las suyas, en un ambiente tenebroso y sugerente, bien logrado y donde nadie parece estar a salvo. Es otro acierto del film, poder explorar el concepto de aquellos seres a los que Dios no creó con cuerpo («sheidim», en la literatura judía) y verlos en acción en la vida natural.
Podemos acordar que hubo modestos recursos para esta producción pero fueron usados con ingenio. El guión de Hank Hoffman y Johnatan Yunger muestra su fuerte al inicio (todo lo que conocemos de Yosille y su intento de encapsulado del demonio fue logrado) y al final, pero ofrece ciertos desniveles narrativos durante gran parte del desarrollo. Si, el CGI de algunos tramos podría ser mejor pero cumple con el propósito planteado.
Las actuaciones también no son parejas, siendo Paul Kaye (Heimish, el compañero del padre de Arthur en el negocio) y Corduner, los que mejores entienden su rol. En definitiva, el film luce cuidado y transcurre de acuerdo a los cánones del género, aunque en el cierre, la tensión le hace ganar puntos y el resultado final es más que positivo, a todas luces.