La novela de mi vida
La ópera prima de Santiago Van Dam sigue el derrotero de un joven escritor en su obsesión por escribir una novela que lo saque de la medianía en la que vive.
Marcos (Ezequiel Tronconi, en una labor soberbia) ha sido el prolífico escritor de una saga infanto-juvenil. Hasta que un día decide convertirse en un “escritor serio”, decisión que a su editor no le interesa en absoluto. Convencido de que su inminente obra lo consagrará, abandona su trabajo y se aventura en la tarea de escribir una novela para adultos. Las cosas no serán tan fáciles y espontáneas, y el único oficio que podrá cultivar –valga la redundancia- es el de las flores psicotrópicas, mientras intenta avanzar en sus objetivos literarios.
Ojalá vivas tiempos interesantes (2017) es una comedia negra, cualidad que profundiza a partir del trayecto de su personaje protagónico. La actividad de la escritura le resulta difícil al comienzo. Pero luego se verá encauzada mediante una simple lista de actividades escrita por el propio Marcos. Las obsesiones del autor serán cada vez más subsidiarias y dependientes de su mente enrarecida, frenética, lentamente inmoral. Pero al mismo tiempo que el relato se repliega en las conductas erráticas del joven autor, amplía su mirada sobre el contexto. Los personajes secundarios operan aquí como una “caja de resonancia” de Marcos; ninguno parece ofrecer un punto de vista positivo en términos de satisfacción personal. Y el único que lo hace, un amigo que vive en Canadá, suena tan optimista que parece irreal.
Película “de personaje”, Ojalá vivas tiempos interesantes no descuida la definición de los secundarios y ofrece una galería de seres erráticos, patéticos, ambiguos en su definición moral capaz de darle identidad (se destaca del vecino de Marcos, un outsider demasiado interesado en su actividad como productor de “pimpollos”). Tal vez, el mayor problema de la película sea el rol un tanto decorativo", que esquematizan un poco el devenir del relato (definitivamente concentrado en el escritor). Si bien hay poco de “querible” en Marcos, al menos sí hay una mirada del film cercana, que antes que juzgarlo para reírse de él lo comprende y trasforma sus acciones en comedia cuando las pone en entredicho con lo que ocurre en el mundo circundante. Que, podrán imaginar, también sabe afilar sus colmillos.