Un viaje intenso
Marcos, un joven escritor de relatos para niños obsesionado con la muerte en sus historias, ambiciona escribir una novela, lo que lo conduce a renunciar a su trabajo en una editorial infantil para dedicarse a escribir su gran obra. Cuatro años después, mientras su novela y su vida social naufragan, su negocio de venta ilegal de una droga transgénica derivada de las flores de eritrina prospera como para mantenerlo a flote en su mediocridad.
Cuando un amigo le señala que su novela está estancada debido a su falta de experiencias, Marcos decide viajar a Montreal gracias a la invitación de un colega y descubre que la planificación de la emigración puede ser el tema de su dilatado proyecto novelístico. La novela lo llevará de esta manera a caminos insospechados y a tomar decisiones que intensificarán su experiencia de vida, en una sorprendente metáfora sobre los efectos de las drogas.
El realizador y guionista Santiago Van Dam construye así una comedia romántica bizarra con mucha acidez y un gran humor cáustico en una propuesta que se desenvuelve alrededor de la comunidad consumidora de flores y cannabis de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El film también contiene muy buenas animaciones y un gran elenco, destacándose la labor de sus protagonistas, Ezequiel Tronconi, Julián Calviño y Giselle Motta.
Ojalá Vivas Tiempos Interesantes (2017) trabaja de forma magistral el relato del progreso de una novela como crónica de una realidad que, al igual que la literatura, va escapando de las manos de su autor para convertirse en otra cosa, encontrando en una filosofía hedonista sobre la intensidad como carácter paradigmático de la experiencia el hilo conductor que une toda la narración y el accionar del protagonista, quien rápidamente ve cómo la escritura lo va transformando. Parafraseando a uno de los personajes sobre las capas de análisis de esta excelente ópera prima de Van Dam, el sentido siempre está oculto y hay que aprender a esperar para descubrirlo.