La oscura trama detrás de la trata
Un niño desaparece mientras jugaba con la arena en una plaza y ya nada volverá a ser como antes. Alejandra Marino, la directora de “Hacer la vida”, apostó a visibilizar la oscura trama detrás de la trata de personas y la red de venganzas que se originan sobre alguien que, simplemente, busca justicia. Carla es psicóloga forense de un juzgado penal y en medio de un caso polémico de trata y prostitución secuestran a su hijo Lucas. Junto con Gustavo (Joaquín Ferrucci), su ex pareja, se lanzan a una búsqueda compleja y caótica. Hasta que creen encontrar la punta del hilo que arrastra la madeja. Es allí donde la historia cae en algunos errores de guión, con diálogos algo forzados, actuaciones poco creíbles y situaciones que no tienen la suficiente sintonía emocional que el tema amerita. En ese contexto, intérpretes de la talla de Ana Celentano, Manuel Callau y Victoria Carreras nunca dan el tono adecuado y apenas aportan chispazos de sus roles apoyados en su oficio. Sin embargo, vale destacar la labor de la protagonista Paula Carruega (Carla), quien compone un personaje logrado y es quien lleva adelante la historia con su angustia a cuestas y su impotencia hacia un sistema social y judicial que la oprime. Marino acertó en el tema, pero no en la manera de contarlo. Quizá con menos giros del guión el resultado y el mensaje hubiese sido superador.