Hace décadas, Disney hizo un corto con este cuento sobre un toro gigantesco que odia la violencia y trata de escapar del destino de las corridas. Aquí se amplifica la historia pero se lo hace con perfecto timing, buenos personajes y una atención al detalle notable. Es, claro, una fábula contra la violencia y las discriminaciones, pero eso se desliza sin subrayados a partir del humor y la belleza de las imágenes. Una película animada con corazón, de esas que no abundan.