Mariano Olmedo decidió documentar la vida uno de las personalidades más reconocidas de la historia de la televisión y comedia argentina, da la casualidad que esta persona fue su padre, Alberto Olmedo. El documental viaja por toda su vida exponiendo el lado artístico y humano del humorista. Y más llamativo aun, para el no conocedor de la materia, es que la cinta deja en claro el impacto cultural que ha tenido este personaje en clamor popular.
Olmedo o “El Negro”, como era conocido por sus amigos, le tocó una vida sencilla y humilde en los años 50’s en Rosario. Como cualquier niño debía ir a la escuela pero también debía trabajar de diferentes cosas para colaborar en la casa, quizás eso (nunca queda claro) le dio contacto con la gente de a pie y, también soñar en el éxito, en vivir sin preocupaciones. El humor o la “payasada” era algo natural en él, y en su ciudad natal se dio cuenta que bailando tango, haciéndose pasar por español o aplaudir sin parar, podía generar ingreso siempre que estimulara las risas. Así decidió irse y probar a Buenos Aires, donde la historia ya es conocida por cualquier televidente de las décadas de los 60’s, 70’s y 80’s.
El documental es un vivencia personal del impacto de Olmedo en la cultura. Repasa sus mejores sketch, personajes, películas y anécdotas. En este tiempo de montaje la nostalgia es el principal motor para engancharse y la manera en que el director maneja todo el ida y vuelta, es muy bueno. Cualquier persona que haya vivido la experiencia de ver en vivo los números del Negro, inmediatamente recordar con mucho humor todo lo logrado por el Rey de la Risa.
Los testimonios de grandes personalidades de la televisión y, de sus propios hijos, ayudan la entender la magnitud que tenia su presencia. El no poder ir a comprar zapatos para su hija en un shopping tranquilamente, por ejemplo. O el de pedir comida a la habitación con múltiples idiomas para ver que lograba obtener. Con cualquier altos y bajos que pudo tener la persona detrás del humorista, se puede notar las marcas positivas que dejo en todos.
Por decisión del director (imaginamos) no se tocó a fondo el tema de su muerte. Eso es un punto bajo ya que sin importar las circunstancias, morir es parte de la vida y no contar el final, es no comer completo la cena.
En conclusión, Olmedo: El Rey de la Risa, termina siendo una cinta que apunta a la nostalgia y, a conocer un poco más a fondo quien ha sido uno de lo máximos influyentes en la televisión argentina.