El corazón de la carcajada
El 5 de marzo se conmemoraron los 31 años de la partida de uno de los humoristas más emblemáticos de la Argentina. Esta vez, Mariano Olmedo decidió rendirle un homenaje a su padre a través de un documental-ficción. “Olmedo, el rey de la risa” propone diversos recorridos. Sin embargo, en esta oportunidad nos centramos en cómo la película borra los límites establecidos entre la ficción y la realidad, y cómo este desplazamiento repercute en lo temporal, permitiendo que el espectador reconstruya la vida del capocómico desde múltiples aristas. por Juan Páez
La película se inicia con un plano general de las playas de Mar del Plata. El paso del atardecer a las luces de la noche, advierte la fugacidad del tiempo. El largometraje articula tres puntos clave de la biografía de Olmedo: en primer lugar, su infancia donde podemos ver al pequeño Albertito en su Rosario natal cuando, siendo apenas un niño, debió trabajar para sostener la economía familiar. En segundo lugar, sus inicios como acróbata y sus primeros pasos como comediante. Y, finalmente, guiado por el deseo de convertirse en un artista consagrado, el momento en que decide mudarse a Buenos Aires para probar suerte.
Como se dijo, el film desdibuja los límites establecidos entre la realidad y la ficción. Este deslizamiento comienza con la entrevista que Mariano Olmedo le brinda a una periodista, personaje interpretado por Marcela Baños. El marco temporal en el que se desarrolla este diálogo corresponde a la preproducción del film. Por lo tanto, en la pantalla podremos ver cómo Mariano y su entrevistadora hablan de la película estando en la película misma. En este sentido, decimos que se borran los límites entre la ficción y la realidad en tanto el director se ficcionaliza para interpretarse a sí mismo.
Este desvanecimiento de la frontera también se plantea en el plano temporal, más precisamente, en el vínculo pasado-presente. En la película, la conversación que mantienen ambos personajes produce saltos temporales hacia el pasado, reconstruyéndolo con fotografías, testimonios y fragmentos de producciones fílmicas y televisivas donde Olmedo interpreta sus más recordados personajes.
Reconstruir el pasado con las piezas correctas del presente constituye otro de los puntos clave. Esto puede observarse, por ejemplo, en la multiplicidad de voces que la biopic articula. Desde esta perspectiva, el testimonio de sus hijos y el de numerosos artistas argentinos tales como Diego Capusotto, Guillermo Francella, Moria Casan, Dady Brieva y Ramón “Palito” Ortega, brindan al espectador una imagen completa del Olmedo persona y personaje.
En suma, esta propuesta cinematográfica resulta una narración conmovedora que recorre la vida y la carrera de una de las grandes estrellas del cine, el teatro y la televisión. Su genialidad, su decisión de crecer y, sobre todo, su enorme talento, se mezclan con videos, películas y entrevistas, construyendo un relato biográfico del humorista, cuya risa todavía sigue viva en el corazón de todos los argentinos.