Que Iorio haya sido el mejor letrista del metal no implica que haya sido o sea un gran pensador; de hecho, sus más agudas reflexiones políticas (que seguramente están en el disco homónimo de Hermética y en Ácido Argentino) muchas veces se prestan a los cómodos lugares comunes del antitodo; espacio seguro y confortable durante los años 90, donde ser oposición (siempre desde la verborragia, claro) no presentaba al rebelde ninguna contradicción, como, por el contrario, sí se las presentó el proceso kirchnerista en las décadas subsiguientes. El documental de Juan Pablo Lepore homenajea una letra de Ricardo Iorio –“Olvídalo y volverá por más”, del disco Víctimas del Vaciamiento– no sólo desde el título, sino también desde ese lugar del que se dispara contra todos. Ya desde la iconografía del póster vemos clara la postura del realizador: una simbiosis fotográfica entre Carlos Menem, Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri; postura que se explicita en la bajada del título: megaminería y neoliberalismo. La elección de esa frase poco precisa (porque así como podemos afirmar que los políticos mencionados impulsaron la minería, podemos aseverar también que la política económica cristinista no era neoliberal sino, más bien, y a grandes rasgos, neokeynesiana) es el núcleo del pensamiento de Lepore y de su documental. De todos modos, la falta de matices y una profundización en el enfoque de modelos opuestos como el neoliberalismo de los 90 (y el neocolonialismo macrista) y la incipiente industrialización y la apuesta por el gasto estatal y el mercado interno kirchnerista, no son ni tienen que ser el eje de un documental que viene a mostrarnos los riesgos que se corren con la megaminería; desde los problemas de salud, a los desastres ambientales, sumado a una desmitificación de los beneficios de las grandes extracciones de riquezas naturales.
Es muy interesante cómo desde los primeros minutos Lepore y su colectivo nos explican el proceso de transferencia de recursos con una síntesis maravillosa; transferencia relacionada al poder que tienen compañías transnacionales como Barrick Gold, empresa que se volvió poderosa en nuestro país gracias al tridente de millonarios que mencionábamos más arriba, y en eso sí es entendible, y atendible, la mirada antitodo del director. Otro de los puntos rescatables desde lo discursivo es la desmitificación de las bondades de la minería, tanto desde el punto de vista de la generación de empleo como de la utilización real de lo extraído en nuestra industria, así como las menciones a las grandes cantidades de metales y minerales que las empresas se llevan del país, recordándonos que el saqueo español fue sólo el principio y que el bienestar de las potencias económicas se sigue debiendo, en parte, a las riquezas de los países periféricos y al sometimiento de sus clases populares. Desde lo formal, Olvídalos y Volverán por Más se nutre de entrevistas a activistas ambientales internacionales y nacionales, de una voz en off relajada y por fuera del canon locutorista, así como de imágenes de archivo de noticieros y otras filmaciones más artesanales de Lepore y su grupo de documentalistas Semillas. La película hace foco en una problemática que los grandes medios ocultan por obvios intereses; problemática que atraviesa distintos modelos económicos, aunque, por desgracia, no se aprovechan aquí las contradicciones que presentó el modelo filoindustrialista y sólo se hace foco en la denuncia, claro que válida y precisa, de los modelos liberales.