Los envenenadores
La imagen de un río teñido de naranja o de amarillo, lejos de ser impactante en términos visuales y bella per sé, escapa de todo tipo de análisis poético cuando se la contextualiza, porque es producto de la contaminación y de la irreversibilidad de los derrames de venenos en el agua.
La megaminería a cielo abierto, una de las ramas más redituables de la actividad minera -pero la más destructiva del ecosistema- es uno de los flagelos dejados por el capitalismo salvaje y sus prácticas económicas a expensas de los pueblos de aquellas zonas, donde se instalan multinacionales amparadas por cualquier gobierno, para extraer gran cantidad de minerales y sobre todas las cosas destruir montañas, contaminar ríos, generar todo tipo de desastre ecológico a su paso y que parece no tener fin.