Aldo Paparella monta aquí una ficción sobre los extremos, el fanatismo y la desesperación, centrándose en el sacerdote de una secta y asesino compulsivo, que finalmente encuentra un amor apasionado y total. La película tiene elementos de thriller, tiene erotismo y busca zonas oscuras que, el ocasiones, logra plasmar con precisión gracias al buen trabajo de los actores. Pero en ciertos momentos, también, se nota cierto regodeo en lo “oscuro”, que deja al espectador la impresión de algo forzado, incluso sobreactuado.