En presencia de This is Us de Morgan Spurlock no pude hacer más que sorprenderme, no solo por lo que recibí en comparación a lo que esperaba sino por cómo es posible que el fenómeno de One Direction me haya sido esquivo. Quizás sea una cuestión de edad o que la globalización te lleve a saber sin saber, pero conociendo de la existencia de una banda con ese nombre en la que Simon Cowell estaba vinculado, no podía identificar un solo tema de ellos o siquiera a algún integrante. Sí tenía una mochila de datos inútiles, como que uno de ellos salía con Taylor Swift, que vendrán a la Argentina en el 2014 y que otro se sumó a un equipo de fútbol en días pasados, por ejemplo, pero no tenía una real noción del impacto mundial de esta boy band. Para bien de todos, propios o ajenos, este documental de ellos es para la mayoría, tanto para el espectador casual como para sus acérrimos fanáticos.
One Direction – Así somos es el equivalente a Justin Bieber: Never Say Never pero con dos años de diferencia. Las discográficas que se encuentran con un éxito enorme en manos buscan expandir su alcance y un documental en 3D con un director conocido parece garantía de buenos billetes. Jon Chu tenía un bagaje diferente al del realizador de Super Size Me y The Greatest Movie Ever Sold, no obstante el resultado es muy similar. Bien vale señalar la contradicción en la filmografía de un hombre que fue en contra de la industria y acabó detrás de un proyecto totalmente hegemónico, no obstante no es de mi interés, y no debería serlo de nadie, hacer planteos de esta naturaleza cuando el trabajo que entrega es de una efectividad y belleza destacables.
One Direction sale de gira por el mundo y cada lugar que pisan se vuelve un mar de chicas enloquecidas. Spurlock sigue a la banda por todos lados y en cada ciudad logra algo particular que lo diferencia del resto. Una marea naranja en Holanda, un viaje solidario por África -¿cuán genial y cierto es African Child en Get Him to the Greek?-, el choque cultural en Japón, todo pone de manifiesto la locura que el grupo produce en el público y es difícil no incurrir en el término beatlemanía para hablar de ello, pero a esos niveles llega. El director amaga cierto análisis "científico" sobre el frenesí que desatan, pero un estudio teórico sobre su efecto merecería otra película y no es ello lo que se quiere ver. Se entiende, de todas formas, el motivo por el cual el documentalista aceptó la tarea: es sumamente interesante captar en imágenes este fenómeno, el clamor del público interconectado que se avisa por Twitter en dónde se hicieron presentes los chicos y acude en manadas a sacarles fotos.
This is Us, título que la hermana con otro trabajo exitoso como es el This is It de Michael Jackson, tiene un ritmo excelente, con un montaje dinámico que conecta una con otra las historias de cinco chicos de barrio que se encontraron con el boleto hacia la gloria. Nos permite conocer a sus familias en la medida justa y aborda el tema del nido vacío pero sin caer por completo en el melodrama. Desde ya que, tratándose de un documental bancado por la discográfica, el "así somos" que promete es solo parcial, dado que en el mundo de One Direction no hay mujeres más que las de la familia o las fanáticas, ni hay alcohol, algo llamativo tratándose de chicos de entre 19 y 21 años. La película se toma un buen trabajo mostrándolos como niños, con juegos y travesuras varias, más que como jóvenes millonarios con la posibilidad de hacer lo que quieran, sin asumir un verdadero riesgo en el retrato de sus estrellas, a quienes se define como "rebeldes" pero sin serlo para nada. Esa es la película que la discográfica y las fanáticas quieren, y Spurlock la lleva lo suficientemente bien como para que el deseo sea haga común a todo el público.