Para un neófito en materia de la saga, una primera lectura superficial sería apabullante, pero al correr los minutos, e independientemente de si se pueden o no registrar los nombres de los protagonistas, hay una configuración dramática que, además, impulsa una trama política y social del relato extrapolable a cualquier ámbito. Una joven con su música desea «liberar» a sujetos, pero en realidad los termina sujetando a otros sistemas. Nada más cercano al resurgimiento de derechas que se asumen liberales y que ya desde sus premisas termina por configurar tautológica y contradictoriamente esas hipótesis. Música, color, animación cuidada para un espectáculo cinematográfico a la altura del título.