Operación Cóndor

Crítica de Marcelo Cafferata - Lúdico y memorioso

Entre la vasta producción de documentales que tiene nuestra pantalla, se estrena este jueves “OPERACIÓN CONDOR” dentro del ciclo especial que propone semanalmente www.cine.ar/play, en el contexto del aislamiento obligatorio.

Todo un subgénero dentro de los documentales, son aquellos apuntados a temas políticos y hemos podido apreciar diferentes abordajes: desde la reconstrucción por medio de la memoria y algunos objetos que se van encontrando y que permiten rearmar una historia familiar, íntima, de lucha (“El (im)posible olvido” de Andrés Habbeger, “Los Indalos” con la historia de Aurora Sánchez o “Nada culmina en la víspera” de Florencia Orce, son sólo algunos de los ejemplos de trabajos más recientes dentro de este esquema) hasta una narrativa más colectiva y plural, con diversidad de testimonios y de voces, como lo que propone este nuevo trabajo.

Uno de sus directores es Andrea Bello, militante política secuestrada y presa ilegal (1978-1979) que ha participado como querellante en la Causa ESMA y que colaboró en la Liga Argentina por los Derechos del Hombre –entre tantos organismos en los que ha participado en la lucha por los DDHH-, quien ha fallecido en enero de 2019 por lo que este estreno tiene una doble significación, tanto de legado de su directora hacia las nuevas generaciones, como de una particular mirada al pasado en donde se sigue teniendo presente esta memoria activa que no permita que lo sucedido quede en el olvido de ninguna manera. Su codirector es Emiliano Serra, quien es coordinador del área de postproducción de Conicet y vuelve al campo del documental después de mostrar su trabajo de ficción, “Cartero”, que se conoció el año pasado en salas comerciales.

“Operación Cóndor” fue un plan de eliminación de dirigentes y militantes políticos sudamericanos que fue ideado y llevado a cabo en conjunto por las dictaduras del Cono Sur (con documentación que incluso da cuenta y sirve de prueba para demostrar que se ha contado con el apoyo de la CIA) durante los oscuros años ’70, en los que América Latina estaba prácticamente tomada por completo por Gobiernos de facto y donde se desplegó un importante aparato de secuestro, represión, tortura y desaparición que ha sido único en la Historia. Para poder desarrollar este plan fue creada, a tal efecto, una red de inteligencia que tuvo injerencia en Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile y Brasil, y que permitió operar y ejecutar este plan de exterminio ejecutado con precisión e impunidad.

Si bien el trabajo de Bello y Serra no aporta un lenguaje diferente desde lo cinematográfico sino que decide apostar a una narración clásica y tradicional, su ganancia radica en basarse en la potencia del material de archivo con el que cuenta y sobre todo, de un buena cantidad de testimonios de los sobrevivientes de aquellos hechos, que aún hoy siguen produciendo conmoción y estremecimiento a cada uno de ellos al momento de recordarlos y que le permite a los directores construir un relato coral, amplio y diverso a través del cual entrelazar estas historias que ocurridas en varios países, al mismo tiempo.

Tal como se señala en el filme, a fines del año 1992 se incauta en la localidad de Lambaré, en Paraguay, una gran cantidad de documentación que respalda y avala toda la operatoria de aquel momento.

Pero más allá de los datos, cifras, fechas, información que puede llegar a manejar un trabajo documental, el ojo de Bello y Serra está puesto en las emociones que transmiten cada uno de los testimonios –sobre todo en aquellos que se vinculan con la figura de sus padres, apoyándolos en la militancia y que luego fueron las voces en búsqueda de Justicia- y a través de cada relato particular poder llegar a mostrar el horror de esta maquinaria promovida desde las políticas de Estado y en forma transnacional.

“OPERACIÓN CÓNDOR” está basada en las investigaciones que Stella Calloni plasmó en sus libros “Los años del lobo”y “Operación Cóndor, pacto criminal” sumándose así a los cineastas que desde distintas nacionalidades y diferentes puntos de vista, han hecho escuchar su voz con sus trabajos como “De vida y de muerte, Testimonios de la Operación Cóndor” del chileno Pedro Chaskel, “La Memoria del Cóndor” de Emanuela Tomassetti -sobre los juicios iniciados en Roma- o el del brasileño Cleonildo Cruz, “Operación Cóndor: la verdad inconclusa”.

El trabajo de Serra y Bello forma parte de este caleidoscopio a través de su valioso archivo audiovisual pero fundamentalmente desde la voz de sobrevivientes y familiares que recorren una vez más la dolorosa historia, para volverla a hacer presente y que hechos de esta naturaleza, no vuelvan a repetirse NUNCA MÁS.

POR QUE SI:

«Por la potencia del material de archivo»