El documental de Andrea Bello y Emiliano Serra desnuda, con una estructura clásica, detalles sobre el siniestro plan llevado adelante por la CIA y los gobiernos autoritarios para exterminar líderes de izquierda. La precisa y profunda investigación llevada adelante por los realizadores y Stella Calloni, brindan luz a uno de los más dolorosos capítulos de la última dictadura cívico militar en la región.
En noviembre de 1975, en Chile, en el marco de una reunión de seguridad de la que participaron militares y miembros de los servicios de inteligencia de Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay, se creó el Plan Cóndor. Funcionó hasta principio de los años ‘80: su objetivo era coordinar la represión de militantes políticos, sociales, sindicales y estudiantiles en el Cono Sur. Contaba con la bendición y financiación de la CIA, y se sospecha que Henry Kissinger, entonces Secretario de Estado estadounidense, fue su ideólogo. Dirigido por Andrea Bello –sobreviviente de la ESMA, fallecida en 2019- y Emiliano Serra, este documental contó con la participación en el guion de Stella Calloni, autora de dos exhaustivas investigaciones sobre el tema: Los años del lobo: la Operación Cóndor (1999) y Operación Cóndor, pacto criminal (2006). A través de los testimonios de víctimas de todo el continente, la película va repasando casos emblemáticos del funcionamiento de esta maquinaria asesina internacional. Así, entre muchas otras, pasan las voces del pianista Miguel Ángel Estrella, argentino secuestrado en Uruguay; de Paulina Veloso Valenzuela, esposa del chileno-suizo Alexei Jaccard, desaparecido en Buenos Aires; de Marta Rodríguez Santamaría, ex esposa de Vinicius de Moraes, que relata la desaparición del músico Tenorinho también en Buenos Aires, adonde había venido a tocar con Vinicius. Son sólo algunos de los numerosos entrevistados de Operación Cóndor, un trabajo periodístico valioso al que, sin embargo, le falta claridad. Las palabras de Pablo Oubiña, fiscal del juicio de la Operación Cóndor, y de la propia Calloni, sirven para contextualizar y organizar un poco las historias, pero son insuficientes. La mayor parte de los testimonios carecen de un marco fáctico, datos duros que pongan al espectador al tanto de las circunstancias de los casos. Sin esa información básica, muchos de los relatos quedan plagados de sobreentendidos que nos dejan parcialmente afuera de las historias y, a menos que seamos conocedores del tema, obligan a recurrir a Google para entenderlas en su totalidad. Los ejemplos más notorios de este déficit son los testimonios de Lilian Celiberti, protagonista del caso conocido como "El secuestro de los uruguayos", y el de Graciela Vidaillac: escuchamos su voz contando su cinematográfica fuga a los tiros de Automotores Orletti –centro de detención por el que pasaron muchas de las víctimas del Plan Cóndor-, pero sin que información básica como su nombre o el de su marido, José Morales, también protagonista del escape, aparezcan jamás.
La columna vertebral de este documental es el relato coral de un grupo de perseguidos políticos de la Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay durante la época de la Operación Cóndor, un plan diseñado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos y coordinado por los regímenes dictatoriales del Cono Sur, según probó la Justicia argentina en un proceso judicial que terminó en 2016. La idea rectora de este documental fue sacar a la luz algunas historias ocultas que sucedieron en el marco de ese esquema, que funcionó en la región mayormente en la década del 70, a través de relatos en primera persona y de algunos valiosos materiales de archivo inéditos que van puntuando e ilustrando esas narraciones y finalmente terminan armando el propio mapa del film. La tesis que sostiene este documental es que aquella experiencia del pasado no solo dejó huellas visibles en las sociedades de los países involucrados, sino que continúa operando en el presente. Andrea Bello, una de las directoras del film, fue una militante política que estuvo presa en un centro clandestino de detención ente 1978 y 1979. Querellante en la causa ESMA, falleció en enero de 2019. Stella Calloni, una de las guionistas de la película, es una periodista especializada en política internacional de larga trayectoria que publicó dos libros sobre el tema, Los años del lobo: la Operación Cóndor (1999) y Operación Cóndor, pacto criminal (2006).
Entre la vasta producción de documentales que tiene nuestra pantalla, se estrena este jueves “OPERACIÓN CONDOR” dentro del ciclo especial que propone semanalmente www.cine.ar/play, en el contexto del aislamiento obligatorio. Todo un subgénero dentro de los documentales, son aquellos apuntados a temas políticos y hemos podido apreciar diferentes abordajes: desde la reconstrucción por medio de la memoria y algunos objetos que se van encontrando y que permiten rearmar una historia familiar, íntima, de lucha (“El (im)posible olvido” de Andrés Habbeger, “Los Indalos” con la historia de Aurora Sánchez o “Nada culmina en la víspera” de Florencia Orce, son sólo algunos de los ejemplos de trabajos más recientes dentro de este esquema) hasta una narrativa más colectiva y plural, con diversidad de testimonios y de voces, como lo que propone este nuevo trabajo. Uno de sus directores es Andrea Bello, militante política secuestrada y presa ilegal (1978-1979) que ha participado como querellante en la Causa ESMA y que colaboró en la Liga Argentina por los Derechos del Hombre –entre tantos organismos en los que ha participado en la lucha por los DDHH-, quien ha fallecido en enero de 2019 por lo que este estreno tiene una doble significación, tanto de legado de su directora hacia las nuevas generaciones, como de una particular mirada al pasado en donde se sigue teniendo presente esta memoria activa que no permita que lo sucedido quede en el olvido de ninguna manera. Su codirector es Emiliano Serra, quien es coordinador del área de postproducción de Conicet y vuelve al campo del documental después de mostrar su trabajo de ficción, “Cartero”, que se conoció el año pasado en salas comerciales. “Operación Cóndor” fue un plan de eliminación de dirigentes y militantes políticos sudamericanos que fue ideado y llevado a cabo en conjunto por las dictaduras del Cono Sur (con documentación que incluso da cuenta y sirve de prueba para demostrar que se ha contado con el apoyo de la CIA) durante los oscuros años ’70, en los que América Latina estaba prácticamente tomada por completo por Gobiernos de facto y donde se desplegó un importante aparato de secuestro, represión, tortura y desaparición que ha sido único en la Historia. Para poder desarrollar este plan fue creada, a tal efecto, una red de inteligencia que tuvo injerencia en Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile y Brasil, y que permitió operar y ejecutar este plan de exterminio ejecutado con precisión e impunidad. Si bien el trabajo de Bello y Serra no aporta un lenguaje diferente desde lo cinematográfico sino que decide apostar a una narración clásica y tradicional, su ganancia radica en basarse en la potencia del material de archivo con el que cuenta y sobre todo, de un buena cantidad de testimonios de los sobrevivientes de aquellos hechos, que aún hoy siguen produciendo conmoción y estremecimiento a cada uno de ellos al momento de recordarlos y que le permite a los directores construir un relato coral, amplio y diverso a través del cual entrelazar estas historias que ocurridas en varios países, al mismo tiempo. Tal como se señala en el filme, a fines del año 1992 se incauta en la localidad de Lambaré, en Paraguay, una gran cantidad de documentación que respalda y avala toda la operatoria de aquel momento. Pero más allá de los datos, cifras, fechas, información que puede llegar a manejar un trabajo documental, el ojo de Bello y Serra está puesto en las emociones que transmiten cada uno de los testimonios –sobre todo en aquellos que se vinculan con la figura de sus padres, apoyándolos en la militancia y que luego fueron las voces en búsqueda de Justicia- y a través de cada relato particular poder llegar a mostrar el horror de esta maquinaria promovida desde las políticas de Estado y en forma transnacional. “OPERACIÓN CÓNDOR” está basada en las investigaciones que Stella Calloni plasmó en sus libros “Los años del lobo”y “Operación Cóndor, pacto criminal” sumándose así a los cineastas que desde distintas nacionalidades y diferentes puntos de vista, han hecho escuchar su voz con sus trabajos como “De vida y de muerte, Testimonios de la Operación Cóndor” del chileno Pedro Chaskel, “La Memoria del Cóndor” de Emanuela Tomassetti -sobre los juicios iniciados en Roma- o el del brasileño Cleonildo Cruz, “Operación Cóndor: la verdad inconclusa”. El trabajo de Serra y Bello forma parte de este caleidoscopio a través de su valioso archivo audiovisual pero fundamentalmente desde la voz de sobrevivientes y familiares que recorren una vez más la dolorosa historia, para volverla a hacer presente y que hechos de esta naturaleza, no vuelvan a repetirse NUNCA MÁS. POR QUE SI: «Por la potencia del material de archivo»
La sinopsis de la película dice: “Operación Cóndor relata el esquema de eliminación de dirigentes suramericanos ideado y ejecutado por las dictaduras de América del Sur con el apoyo y la inspiración de la CIA durante los años setenta.” Con el testimonio de víctimas y expertos en el tema se construye este documental de ochenta y dos minutos de duración que describe de forma militante y sin ningún objetivo de parcialidad la realidad latinoamericana durante las dictaduras militares. Nunca son suficientes los documentales que registren los crímenes horrendos de aquellos años. Pasaron más de cuarenta años, pero mientras haya testimonios de primera mano, el registrarlos tiene valor. Qué además de historias personales aparezca la palabra de personas que se dedicaron al estudio del tema, también tiene valor. Lamentablemente la película no tiene ni ritmo, ni crecimiento dramático y está por debajo de cualquier documental promedio que hoy valga la pena ver. Monótono, no clásico, este film tiene un especial trabajo de doble moral. Al parecer hay dictaduras malas, pero también las hay buenas y hay violaciones de derechos humanos de las que jamás se hablará. Se condenan los actos terroristas… pero contra Cuba, no los cometidos en Argentina, por ejemplo. Esto anula gran parte de la credibilidad de la película. Y aunque están probadas las aberraciones cometidas en Chile y Argentina durante las dictaduras, la propia película las enturbia con su falta de objetividad. Al final, cuando llegan las conclusiones, se establece un paralelo entre las dictaduras militares y la manipulación que hacen los medios en la actualidad. No es sorprendente, seguro que la idea cubana de no permitir la libertad de prensa les parece una opción válida. “Hemos derrotado a las dictaduras” dice Stella Calloni. No habla, por supuesto, ni de Cuba, ni de Venezuela, ni de cualquier dictadura amiga. Un documental que manipula la información a ese nivel, pierde todo el mérito posible que había ganado al denunciar las violaciones de derechos humanos. No se puede dividir las dictaduras buenas y malas. O estamos en contra de todas, o de ninguna. Ojalá en el futuro día se haga una película que denuncie la monstruosidad de todas las dictaduras, no solo la de algunas. No está prohibido hacer documentales panfletarios, así como no está prohibido decir que están faltando a las reglas éticas del género. Una mención aparte merece el video del final que es simplemente una vergüenza. Un papelón de cierre que delata la falta de inteligencia e ideas de los realizadores.
Los enlaces letales del terrorismo de estado con marca estadounidense. Crítica de “Operación Cóndor” El documental abre un paraguas testimonial que narra las vejaciones a ciudadanos y sus derechos humanos con la curadora más adecuada Andrea Bello. Quien en conjunto con Emilio Serra trazan un material de la coordinación que tuvieron las dictaduras latinoamericanas con licencia para matar a cualquier persona en América Latina con la colaboración de la CIA o servicios de inteligencia locales. Por. Florencia Fico. Operación Cóndor", documental que indaga en el plan de las ... La dirección de Andrea Bello y Emiliano Serra enfatizó en las voces de los familiares y sobrevivientes como hilos conductores. Se desarrolla un crisol o mamushkas al tejer la historia. Los directores con las declaraciones de figuras relacionadas: Stella Calloni, Miguel Ángel Estrella, Marta Rodríguez Santamaría, Pablo Oubiña, Alejandrina Barry y Edy Binstock recrean un documental histórico. Narran el mecanismo de asesinato sistemático de dirigentes latinoamericanos, ejercidos por las dictaduras de América del Sur con asistencia y referencia de la CIA en la época de 1970. Sobre Andrea Bello fue detenida y desaparecida asimismo la mantuvieron en cautiverio en la ESMA durante casi dos años. Le interesaba la militancia y en especial los derechos humanos, asistió en juicios por lesa humanidad. Falleció el año pasado. Su codirector Emiliano Serra graduado en Diseño de Imagen y Sonido en la UBA, hoy en día continúa el legado de Bello además es montajista y posproductor de cine y televisión lo que se demuestra en este filme con diferentes transiciones, los sonidos de cadenas, fundidos con dibujos y el retrato realista. El guión elaborado por la periodista Stella Calloni y Eduardo Walger recopiló material de archivo del momento: documentación, fotografías, vídeos y audios. Como ella comentó en el mismo filme: “Cuando uno destapa la montaña rusa del Cóndor va encontrando no sólo los caminos de lo que sucedió aquí, si no los personajes que intervinieron a dónde fueron a trabajar después y siempre en la misma línea los crímenes, los atentados y asesinatos a referentes importantes”. La música de Aldana Bello se basa en sonido nativo. Suenan redoblantes de murga presentes en manifestaciones sociales, géneros folclóricos y rock nacional a partir de la banda “Las Pelotas”. Cánticos como: “A donde vayan los iremos a buscar”. Se adhirió una mezcla entre el himno de Estados Unidos y la canción de feliz cumpleaños en ingles dio un guiño contestatario. El toque especial de Aldana con charabgo, cavaquinho y aerofonos andinos. La fotografía de Juan Pablo Chillón inserta al espectador en un clima oscuro con tomas generales de todos los espacios de encierro o “centros clandestinos de detención”, con iluminación roja muestra el calvario que muchos sufrieron allí dentro. Asimismo dio lugar a capturas panorámicas de los países en cuestión Brasil, Argentina, Chile y Perú. El juicio por la Operación Cóndor terminó en mayo de 2016. Los participantes chilenos como la abogada Paulina Veloso Valenzuela contó la detención y desaparición de su esposo suizo/chileno. El doctor Patricio Bustos compañero de cuativerio de Jorge Fuentes Alarcón miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria. El médico creó un hospital informal para atender a los dirigentes sociales marginados por la dictadura. Jorge Robotham Bravo con su descripción de la Operación Colombo que secuestró y asesino a 119 chilenos un plan de encubrimiento de las desapariciones y exterminios que sucedían tanto en Argentina como en Chile. El periodista e investigador Jorge Gato Escalante explicó que en 1992 en una comisaria de Paraguay aparecen trozos de documentos policiales de lo que fue un archivo organizado catalogados como Archivos del Terror. Lo que se descubrió es que no era una banda de pandilleros que salían a torturar si no que era el Estado en si, ese sistema represivo no estaba solamente integrado por policías, militares, jueces, fiscales, embajadores y cónsules. Y fichas de agrupaciones, presos políticos es decir espionaje liso y completo de la actividad ideológica y gremial. El documental “Operación Cóndor” desembarcó este jueves en Cine.ar ... Una médica genetista Gladys Meilinger que por su propio oficio encontró el sistema, cuando un grupo se la llevó cuando estaba atendiendo a sus pacientes. Ella vuelve a su país natal Paraguay y escribe un libro titulado “Operacion Cóndor”(1989 año de publicación) en el que detalla sus movimientos en distintos centros clandestinos de detención y las torturas; cuando había caído el régimen de Alfredo Stroessner. A la par de la investigación de Stella Calloni también pionera en la exploración del mecanismo represor en latinoamérica también a partir del asesinato del político socialista, economista y embajador chileno Marcos Orlando Letelier del Solar. La orden de su muerte fue dada por Augusto Pinochet. En éste caso se involucró e imputó al agente de la CIA Michael Townley, todavía caratulado como “testigo protegido”. El hecho llegó a estar en artículos de The Washington Post. Posicionados en Argentina se halló el testimonio de Miguel Ánguel Estrella un reconocido pianista y compositor internacional secuestrado. La ex esposa de Vinicius de Moraes testigo de la captura de Joajo Tenorinho militante; también pianista brasileño. Los afiliados a partidos políticos o sindicatos eran perseguidos en su momento por proscripción. El fiscal Pablo Oubiña a cargo de Jueicio Oral realizado en Argentina sobre la Causa Cóndor. “La desaparición habla, hace ruido, genera preguntas, movilizaciones, las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, una marcha todos los jueves en la pirámide, una marcha silenciosa como es la desaparición para pedir respuesta”, exclamó Oubiña. El documental “Operación Cóndor” se podrá ver a través de Cine.ar ... Alejandra Barry que padeció el fallecimiento de sus padres; lo particular es la apropiación de Andrea fue para denostar la su madre activista por parte de la prensa como un ejemplo de una de las tantas muchachas con hijos se les decía peyorativamente: “fabricadora de huérfanos”. Edy Binstok esposo de Mónica Pinus de Binstok secuestrada. Gustavo Molfino hijo de Noemi Gianetti de Molfino activista de los derechos humanos como Madre de Plaza de Mayo. Él estuvo presente en su detención ilegítima en la ciudad de Lima en Perú; posteriormente asesinada, encontrada en España . Ya por último el cineasta Andrés Habegger hijo de Norberto desaparecido. Operación Cóndor», documental que indaga en el plan sistematizado ... Desde Uruguay contactaron a Jorge Pérez hijo de Washigton “Perro” Pérez que junto a su padre vivenció su secuestro y tuvo que negociar la libertad a cambio de dinero de Gerardo Gatti Antuna (secretario Partido por la Victoria del Pueblo) de tendencia comunista. Además a la exiliada Lilian Celiberti; docente, anarquista y feminista; detenida desaparecida en Porto Alegre, Brasil con su marido y sus hijos. La apresaron en una cárcel de Montevideo durante 5 años. Del lado paraguayo participaron Federico Tatter testigo del secuestro de su padre Federico y llegó a averiguar en los Archivos del Terror. La ex Directora de la Comisión de Verdad y Justicia Judith Rolón que remarca la desaparición de más de 120 paraguayos en Argentina. Y la aparición del escritor José Méndez Méndez cubano, asimismo profesor y autor de los libros “Bajo las alas del Cóndor”, “La Operación Cóndor contra Cuba” y “Demócratas en la Casa Blanca y el terrorismo contra Cuba”. Crítica de "Operación Cóndor": Valiosa, pero plagada de ... El documental hasta se atreve a parodiar al superhéroe estadounidense Capitán América quien es abucheado por una multitud que no lo conoce, resiste su autoridad como una metáfora de salir de las hegemonías imperialistas que surgen del consumo. Una segunda lectura la crítica al enemigo invisible o silencioso que en ésta cinta se devela. El documental alberga una consistencia robusta con cada historia una profunda investigación. La recuperación de los diversos operativos, atentados como el Vuelo 455 de Cubana que fue destruido a causa de un proceder terrorista. En el filme se evidencia como muchos individuos vinculados con la CIA o servicios de inteligencia organizaban espionajes, intercambiaban prisioneros, falsificaban documentos para dar rienda suelta a su libertinaje criminal y sicario. Puntaje:85
HISTORIAS DEL GENOCIDIO En el documental Operación Cóndor, los directores Andrea Bello y Emiliano Serra reúnen una serie de testimonios de personas vinculadas a víctimas de las dictaduras sudamericanas, todas relacionadas con la operación de inteligencia del título, que tuvo el aval de la CIA entre mediados de los 70’s y comienzo de los 80’s y destinada a eliminar el ascenso de referentes de los partidos de izquierda. Una movida que junto al secuestro y desaparición de personas tenía relación con la imposición de un sistema económico y social, que marcó las bases para la destrucción del orden productivo y cultural en los países de la región, algo que podemos rastrear hasta el presente, como bien dice uno de los testimonios. En esa intención de unir pasado y presente, la película emite su opinión más potente y su denuncia, la cual tiene el tino de no convertir en panfleto. Y esa es la mayor virtud de Operación Cóndor, la cual se desmorona en la innecesaria secuencia de créditos. Por la cámara de Bello (la directora murió el año pasado) y Serra pasa un interesante collage de voces, que narran episodios ocurridos en Chile, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Los relatos, en ocasiones, son escalofriantes, con la tensión que generan siempre este tipo de historias vinculadas con los crímenes de lesa humanidad perpetrados por gobierno dictatoriales. En ese sentido, estamos ante un documental que antes que descubrir algo, lo que hace es ilustrar y organizar una serie de eventos que, por acumulación, terminan construyendo un sistema y dan una idea de contexto, del mundo que transitaban los padres, hermanos o amigos de aquellos que hablan, víctimas cuya ausencia alcanza cierta corporalidad desde el recuerdo y la memoria. Como se escucha por ahí, es esa ausencia la que se vuelve clave en la causa de los desaparecidos, la que le da fisicidad a la idea del que “ya no está” y la que obliga a perpetuar la búsqueda (de justicia y de lo que no están). Lamentablemente Operación Cóndor no traduce ese manejo de los testimonios a lo formal: tradicional en el sentido del uso del busto parlante, hay sí una idea más moderna de mezclar voces y eventos como para construir un tejido tan heterogéneo como cerrado, pero que no es más que una distracción. La película es muy lineal, incluso en su mirada. El documental no puede disimular que detrás del relato de los protagonistas no hay mucho dato concreto que lo refuerce. Y si bien podría funcionar como recopilación, los cierto es que hay poco novedoso en lo que se escucha. Tampoco se observa una intención de los directores por indagar sobre lo que los protagonistas dicen, de poner su propio relato en tensión o el de la película. Así es como hay temas interesantes que se exponen sin una continuidad discursiva y la película queda relegada al lugar de comprobación de tesis; una para la que no precisábamos ver Operación Cóndor para corroborarla. Lo que pasó fue horrendo y es necesario que no se repita. El documental no va mucho más allá de eso.
Stella Calloni co-escribió el guion y Andrea Bello co-dirigió Operación Cóndor, documental que se estrenó la semana pasada en las versiones televisiva y online de CINE.AR. La sola mención de la periodista especializada en los avatares políticos de nuestra América latina, y de la militante sobreviviente de la ESMA que falleció a principios del año pasado, debería evitar sorpresas respecto de la perspectiva elegida para contar los entretelones del plan de exterminio de activistas y dirigentes opositores que las dictaduras de Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay ejecutaron entre los años ’70 y ’80 con el apoyo de Estados Unidos. Además de co-guionista junto con Eduardo Walger, Calloni también aparece ante cámara entre otros entrevistados por Bello y el co-director Emiliano Serra. En algunos espectadores, ese doble rol aumenta la sensación de estar ante un intento de adaptación de los libros Los años del lobo: Operación Cóndor, Operación Cóndor: pacto criminal y Operación Cóndor, 40 años después. En ese caso, no habrá sido fácil condensar en una película de 82 minutos la información que la periodista entrerriana recabó con su habitual obstinación, y que años atrás fue utilizada en el juicio oral y público contra los autores de los delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del también llamado Plan Cóndor y en el centro clandestino de detención Automotores Orletti. Entre los entrevistados también figura Pablo Ouviña, uno de los fiscales que llevaron adelante la causa judicial. Su testimonio, así como las imágenes tomadas en el auditorio de los Tribunales Federales de Comodoro Py 2002, desvían la atención de los engranajes del operativo regional al juicio posterior. En este punto vale preguntar cuánto aporta (o distrae) el cambio de enfoque. Sin dudas, resultan más valiosas las declaraciones de sobrevivientes, de familiares de víctimas, de autores de otras investigaciones. Entre ellas conmueven especialmente la crónica de una fuga de Orletti, el recuerdo del fotógrafo Gustavo Molfino sobre la última conversación telefónica que mantuvo con su mamá desaparecida en Lima y reaparecida (asesinada) en Madrid, las reflexiones de Alejandrina Barry sobre la suerte que corrió a sus tres años, después de que sus padres fueran chupados en Uruguay (dicho sea de paso, Gabriela Jaime reconstruyó este caso en La construcción del enemigo). Bello y Serran compaginaron las entrevistas realizadas con material de archivo que nos retrotrae a los años dictatoriales y a los primeros tiempos democráticos (declaraciones de verdugos arrepentidos, marchas contra la impunidad y el olvido, hallazgo de los Archivos del Terror en Paraguay). Por su parte filmaron –además del juicio mencionado– intervenciones artísticas realizadas en centros clandestinos de detención, la recreación de algunos recuerdos y una pequeña sátira sobre el Capitán América en Buenos Aires. El esfuerzo de los realizadores es notable, pero arroja resultados irregulares. Quizás los tres libros de Calloni se habrían acomodado mejor a un documental más extenso (y menos ortodoxo) o al formato televisivo, por entregas.
Dirigido por Emiliano Serra y Andrea Bello, llega a las pantallas de Cine.Ar este documental sobre la Operación Cóndor, el plan de eliminación de dirigentes y militantes políticos de la izquierda sudamericana. A través de imágenes de archivo y una exhaustiva investigación, Operación Cóndor se sucede, principalmente, gracias a los testimonios de sobrevivientes y familiares de detenidos desaparecidos, a quienes podemos escuchar narrando sus fuertes experiencias personales, de Argentina, Uruguay, Chile, Brasil, Paraguay o Perú: una hija alejada de su madre acusada además de no ser capaz de ocupar ese rol sólo por luchar por lo que considera justo, o una persona fugándose a los tiros de un centro de detención. Experiencias en primera persona de cómo los servicios de inteligencia intervenían para capturar, secuestrar y desaparecer a los “subversivos”. Entre los puntos temáticos importantes del film se encuentra el papel que juega la prensa, la comunicación, con los mensajes que brindan y que, en este caso, ayudaron a encubrir los crímenes de la dictadura. La aparición de los llamados “Archivos del Terror” también resulta un momento fuerte. Además, más allá del tono personal e intimista que le imprimen los testimonios mencionados, es apreciable la pluralidad de voces, por ejemplo Stella Calloni que, además de haber escrito los libros Los años del lobo: la Operación Cóndor (1999) y Operación Cóndor, pacto criminal (2006), acá colabora con el guion. Operación Cóndor transcurre con mucho ritmo, eligiendo detenerse en los momentos de mayor conmoción pero, a grandes rasgos, consigue sucederse de una manera muy dinámica. Esto no hace que sea más sencillo transitar uno de los momentos más dolorosos de nuestra historia. A la dirección de Emiliano Serra y Andrea Bello (sobreviviente de la ESMA) le ayuda mucho el guion de Calloni y Eduardo Walger, que le brinda un eje y mayor contexto a las experiencias narradas. Operación Cóndor es un documental que relata el esquema de eliminación de dirigentes sudamericanos ideado por las dictaduras de América del Sur y lo hace, principalmente, a través de la primera persona, de la experiencia de sobrevivientes. Sin embargo la presencia de Stella Calloni termina de contextualizar e invita a reflexionar y hacer memoria sobre un capítulo de la historia que es imprescindible revisitar.
Documental que aporta nuevos datos sobre una historia que creemos conocer bastante. La confianza y empatía que se genera con los entrevistados añade profundidad y carnadura a la investigación
Los cóndores y América del Sur Con Operación Cóndor (2018), Emiliano Serra y Andrea Bello (fallecida en enero 2019) firman una película de gran valor informativo y documental sobre los últimos años de plomo de Argentina pero también de América del Sur. Andrea Bello era sobreviviente de la ESMA, donde permaneció detenida clandestinamente entre diciembre de 1978 y agosto de 1979. Después de la dictadura, se convirtió en testigo de su historia y militante de Derechos Humanos. De 2013 a 2016, declaró en el marco del Juicio del Plan Cóndor, que probó la existencia de una coordinación entre los gobiernos militares de los países del Cono Sur durante las dictaduras de los años 70 y dictaminó varias condenas relacionadas a las desapariciones forzadas. A partir de la propuesta y el guión de Stella Calloni, reconocida periodista de investigación, y acompañada de su co-director, Emiliano Serra, Bello entrevistó durante esos años a sobrevivientes y familiares de desaparecidos/as. Son estos testimonios los que dan ritmo a la película que da cuenta de manera minuciosa del sistema represivo, apoyado por Estados Unidos y seguido por los servicios de inteligencia de los países implicados. El plan macabro consistió, como hoy lo sabemos, en la instauración de regímenes de terror en la mayoría de los países de América del Sur para aniquilar cualquier idea intervencionista de los gobiernos y asentar un modelo económico neoliberal. Los y las entrevistados/as se arriman a la ardua tarea de la rememoración frente a la cámara. El pianista argentino Miguel Ángel Estrella, detenido en Uruguay entre los años 1977 y 1980, narra por ejemplo un testimonio apasionante, a la vez escalofriante y pícaro. Otro testimonio fuerte es el de Gustavo Molfino, periodista e hijo de desaparecida, que hoy empuña su cámara como un arma para hacer justicia y registra las imágenes de genocidas beneficiados con prisión domiciliaria excediéndose de sus derechos. Sin la autoridad de una voz en off interpretando lo que estamos viendo y escuchando, el gran logro del documental es que todo está narrado en primera persona, haciendo foco en la palabra de los y las que vivieron en carne propia la desaparición forzada. Por momentos la película muestra la intención de transmitir la máxima cantidad de información y con esto los testimonios pierden fuerza. El ritmo es rápido y pasamos sin respiro de una historia a la otra, sin recogimiento o reflexión posible. De haber tomado más su tiempo, seguramente el film sería más profundo y potente, sin embargo cumple con su cometido: desencastrar “la muñeca rusa del Cóndor” -para citar a Stella Calloni- y plantear de manera clara un contexto global, un clima de época que se extiende más allá de las fronteras. La película también encuentra su fuerza en ligar esta investigación político-histórica al presente: las consecuencias de las desapariciones forzadas son visibles y a pesar de los juicios, el rompecabezas todavía sigue inconcluso. Inconclusa también la misma Operación Cóndor: el documental traza un hilo con el estado actual de las cosas donde los poderes hegemónicos mundiales usan como armas simbólicas los medios de comunicación que poseen. A la espera de una nueva solidaridad sudamericana, la película se convierte en un llamado a la resistencia. Operación Cóndor se puede ver hoy jueves 30 de abril a las 22hs por Cine.Ar TV y luego estará disponible en Cine.Ar por una semana, de forma gratuita.
Un muy interesante documental, realizado por Andrea Bello y Emiliano Serra que alumbra, aporta testimonios fundamentales y pone en descubierto un esquema de represión internacional, de dirigentes y militantes políticos, donde participa nuestro país, Brasil, Uruguay., Chile, Bolivia, Paraguay, que tuvo nefastos resultados. A través de los valiosos testimonios de sobrevivientes, funcionarios, estudiosos, abogados, se pone blanco sobre negro como funcionaba esa estructura en América del Sur, con apoyo e inspiración ideológica de la CIA, que se explaya especialmente en la década del 70 con la doctrina de la seguridad nacional nacida y desarrollada en una academia militar notoria de los EEUU. Una estructura que funcionó con efectividad, amparada y con la colaboración efectiva de gobiernos militares, fervoroso partidarios. En diciembre de 1992, en la ciudad de Lambaré, Paraguay, fueron halladas una gran cantidad de documentación que confirmó como se organizo y funcionaba esta Operación Cóndor, la punta del ovillo de esta investigación. El film comenzó a gestarse con una propuesta de Stella Calloni, periodista y escritora, a los realizadores.
Documental que narra y reconstruye las historias de víctimas y sobrevivientes de los crímenes de lesa humanidad que ocurrieron en Latinoamérica durante las dictaduras militares. La década de los ’70 significó uno de los momentos más oscuros y desalmados para toda América Latina. Videla, Pinochet, Stroessner, Bordaberry y Castelo Branco, entre tantos: dictadores responsables de asesinatos, desapariciones, torturas y secuestros en sus respectivos países así como en los vecinos. El plan de coordinación, apoyo y encubrimiento entre los gobiernos militares al que llamaron Operación Cóndor dejó miles de víctimas, y desde el lado más humano ahora se encuentra en Cine.ar hasta el jueves 7 el documental que se centra no solo en quienes perdieron a alguien, sino también en quienes pudieron sobrevivir. Operación Cóndor está dirigido por Emiliano Serra y Andrea Bello -sobreviviente de la ESMA y militante de los derechos humanos- y cuenta con la colaboración de Stella Calloni, reconocida periodista que escribió dos libros sobre el tema. El documental abre con el juicio en 2013 y cierra con su finalización en 2016, pero lejos de detenerse en líneas de tiempo, especificaciones históricas y hechos generales de cada país, el objetivo es tocar el aspecto más delicado de los crímenes: las victimas. Si bien existen y muestran algunos documentos o recortes sobre los ataques coordinados, lo que más importa son los testimonios. Dejan a cada persona su tiempo, narran historias diferentes y respetan el ritmo de cada una. Las entrevistas traspasan la pantalla con zooms y planos detalles que acercan a la intimidad y comparten esos sentimientos. En las partes más duras y dolorosas se mantienen las pausas y los silencios, lo que hace imposible no empatizar con el/la narrador/a. Operación Condor Por cada víctima hay una historia, y poner todas en un mismo trabajo sería imposible. Sin embargo, la variedad de fuentes testimoniales dan el mejor vistazo que se puede llegar a tener. Las experiencias pasan de Argentina, a Chile, Paraguay y Uruguay, así como las dolorosas palabras no solo salen de hijos, parejas y padres de desaparecidos sino también de quienes pudieron sobrevivir y hoy contar con pena su lucha. Entre tantos entrevistados -la gran mayoría parte de la filmación- destaca un relato; regalo de una sobreviviente que no se siente preparada para estar frente a cámara. Como herramienta visual y para acompañar la fuerza de su narración de cómo escapó del cautiverio, los directores reconstruyen la escena mostrando solo los diferentes espacios del lugar donde estaba encerrada, descompuesto y venido a menos por el paso del tiempo. Con cortas apariciones de sombras, logran a través de la ficción traer esa desesperación. El trabajo de Serra y Bello es un testimonio completo del aspecto humano de una tragedia que toda América Latina comparte. El respeto y tiempo que se le da a cada historia, así como la variedad que eligen al momento de seleccionar para la narración, hacen un documental con el que es fácil identificarse. Está disponible para ver en cine.ar hasta el jueves 7, y verlo es ayudar a que Operación Cóndor no sea más un ejemplo de crueldad e impunidad, sino un relato de fuerza que mantendrá por siempre vivo el grito de memoria, verdad y justicia.