Una pasión sin escalas
La película basada en la novela de Rafael Bielsa repasa los últimos meses de vida del líder montonero "Tucho" Valenzuela, con una notable actuación de Luciano Castro.
El relato sobre los últimos meses de vida del líder montonero Edgar Tulio “Tucho” Valenzuela pone al director Leonardo Bechini en la difícil tarea de reproducir un episodio cuyos detalles escapa al público masivo. El gran relato de los años ‘70, en boca de vencedores o vencidos, hace de la película Operación México un campo minado. Basada en la novela de Rafael Bielsa, la película presenta la negociación forzada del Comandante Tucho con Leopoldo Fortunato Galtieri en enero de 1978. Valenzuela es secuestrado y llevado a una quinta en Funes, Rosario, junto a su compañera Raquel “María” Negro, embarazada casi a término. Un grupo de militantes montoneros esperan allí el plan canje de Galtieri. Valenzuela debe infiltrarse en la comandancia montonera en México y entregar la cúpula. Del éxito de la operación depende la vida de su familia la propia y la de sus compañeros.
Operación México (el título remite a la masacre que Rodolfo Walsh contó en otro escenario atravesado por el mismo odio) cuenta con el protagónico de Luciano Cáceres, acompañado por Ximena Fassi en el rol de María. La pareja transmite las convicciones inquebrantables y el amor que mueve la decisión frente al ofrecimiento de Galtieri. Muy buen trabajo de Cáceres que mantiene la tensión durante toda la película, un thriller político en el que lo siniestro no se ve pero se intuye. Héctor Calori en el rol de Galtieri logra un buen retrato del jerarca agazapado para tomar el poder. El tono reflexivo del personaje, los modales educados y la sobriedad lo dejan bien parado, hablando de ‘guerra’ y de 20 mil bajas enemigas.
Como ocurre con los temas que implican necesariamente interpretaciones políticas y posiciones ideológicas, depende del espectador el fallo final. La película, de todas maneras, se enfoca en la encrucijada de un hombre al que le cargan la mochila insoportable de la vida de sus seres amados. Con ese conflicto en primer plano, la violencia genocida y el terrorismo de estado son apenas parte de un contexto general. El director expone los hechos y al último ofrece datos fidedignos, poniendo el énfasis en el robo de bebés como una práctica sistemática de la dictadura.
La dirección de arte, la presencia de Luis Ziembrowski como el prisionero no montonero, el contraste entre la apacible quinta litoraleña en verano y la ansiedad de María, hacen de Operación México una película muy interesante, que vuelve sobre la consigna “Patria o Muerte” desde el costado más vulnerable de cualquier persona. La tragedia de la historia real argentina pone a salvo el planteo de la tentación simplista y de toda banalización.