El filme basado en la novela de Rafael Bielsa podría decirse que, y solo a partir del tema que trata, es una necesidad que no se agotara nunca (espero), pero ello no implica que sea una buena realización.
La novela, “Tucho: La operación México o lo irrevocable de la pasión” (Edhasa, 2014), asimismo “dícese”. estar basada en hechos reales, algo en común con la película, se centrada principalmente en la vida del militante montonero Edgar Tulio “Tucho” Valenzuela, y en la relación de pareja que sostuvo con Raquel Negro.
Plena época de la última dictadura militar, Tucho (Luciano Caceres) se encuentra exiliado en Rio de Janeiro junto a Raquel Negro, (Ximena Fassi), su mujer embarazada, y el hijo de ella. Un compañero, Velazco (Ludovico Di Santo), los contacta para que vuelvan a la Argentina aprovechando la posible distracción por la inminencia del mundial de fútbol. Es el año 1978.
En ese regreso es que ambos son secuestrados por las fuerzas armadas, a plena luz del día, sin que ninguno de los testigos, gente común, se inmutara. Son trasladados a la quinta de Funes, en las proximidades de Rosario.
Alli se reencontrara con sus antiguos compañeros de lucha y con el general del ejercito Leopoldo Fortunato Galtieri quien, además del trato cordial que le dispensa ¿?, le hará saber que si sus compañeros parecen estar viviendo en una especie de colonia de vacaciones es porque todos son colaboradores; ergo, pibe, has sido traicionado.
Sin demasiados tramites le hace una propuesta similar, traicionar a sus jefes que se encuentran en México como manera de salvar su vida y la de su familia, traicionándose a si mismo, sus ideales, y a sus compañeros, toda la cúpula de montoneros, entre ellos Firmenich, nombrado varias veces. La disyuntiva está planteada; la tragedia a la vista.
Los elementos están dispuestos, la realidad de la existencia de los personajes, el cariño de la pareja, el compromiso de militancia, la Quinta de Funes, las delaciones, la traición, México. El hecho en concreto también. El problema mayor está en los diálogos que hay que descifrar, con otros no demasiado veraces, y personajes en otros tonos.
Respecto a la estructura de guión, intenta circular por un suspenso que no existe ya desde la chispa originaria del relato. y menos aun desde el titulo. También, en tanto estructura narrativa, el montaje y sus correlativos movimientos de cámara, la puesta en escena, el sonido, con la ausencia de planos sonoros, algunas elipsis y saltos temporales como espaciales, todos son más bien del orden televisivo, lo que le quita sustancia.
Dentro del plano estético la dirección de fotografía y el diseño de vestuario son de lo mejor, con una muy buena, por lo cuidada, recreación de época.
Respecto de las actuaciones, la presencia de Luis Ziembrowsky es una garantía, también está a la altura de las circunstancias Ximena Farsi, y en menor medida, por presencia en pantalla, Patricio Contreras. En tanto Luciano Cáceres, quien debería sostener todo el relato, va circulando entre dos facetas muy claras: la del amoroso, tierno hombre de familia, leal a sus ideales, y en posición de violento y malo, en la que nunca es creíble.
Por último, opinión personal, si se me permite, hay algo del orden del filme, en tanto discurso, que aparece molestando: la instalación del concepto de guerra y la teoría de los dos demonios, en algo que en realidad fue una dictadura militar, esto termina por degradar un poco más el producto en su conjunto.