Leonardo Bechini dirige este proyecto construyendo la adaptación cinematográfica de la novela de Rafael Bielsa “Tucho. Operación México”, con papel protagónico interpretado por Luciano Cáceres, estrenada en Pantalla Pinamar 2016.
La historia remite a un episodio real en la historia de la persecución, secuestro, tortura y muerte de los miles de militantes políticos, ocurrido durante uno de los capítulos más siniestros de la historia argentina, cuyo inicio oficial, conmemora 40 años el próximo 24 de marzo.
En efecto, Tulio Edgar Valenzuela, uno de los seis mayores de la organización Montoneros, fue secuestrado en Mar del Plata, junto a su compañera Raquel Negro y el hijo de esta, que además estaba embarazada de mellizos, uno de los cuales aún permanece con otra identidad. Desde allí serán trasladados a una quinta en las afueras de Rosario, con buena parte de sus compañeros de ámbito, en un operativo regenteado por Leopoldo Fortunato Galtieri, bajo la dictadura del general Jorge Rafael Videla. El único sobreviviente de aquella época es Jaime Dri, quien vuelve a reconstruir la historia, luego de ser trasladado y lograr fugarse en julio de 1978 de sus captores en la frontera con Paraguay.
Valenzuela fue incluido en el plan de los militares de quebrar militantes políticos, convenciéndolos de lo inútil de su resistencia, para que acepten su derrota y trabajen para la dictadura a cambio de salvar su vida y la de su familia. Así, se le encarga viajar a México, donde residía entonces la conducción de Montoneros, en el exilio, y asesinar a su máximo dirigente, Mario Eduardo Firmenich. Valenzuela acepta, deja en manos de sus captores a su esposa como rehén y cuando llega a la casa montonera en el DF convoca a una conferencia de prensa y cuenta toda la verdad, el 18 de enero de 1978. Al día siguiente los detenidos desaparecidos son trasladados a la escuela Magnasco, y muchos, su mujer entre ellos, son asesinados.
La historia que cuenta la película, forma parte del círculo más profundo e inimaginable del horror contemporáneo. Muestra a un Galtieri negociador, que copia el modelo de la ESMA implementado por Eduardo Massera. Ni monstruoso alcoholizado ni enloquecido, aún, dos cualidades que sin dudas le caben ampliamente, jugando el papel de cabeza, racional en la Quinta de Funes, quebrando presos.
Con un ritmo y un manejo del tiempo-espacio típico de las películas de acción, Operación México se presenta también con elementos del cine de espionaje, y a la vez logrando recuperar la historia de amor de esta pareja que no claudicó sus ideales. Desde una narración tradicional con todos los tips de cine de industria, humaniza la militancia de los 70´s en un universo donde todo parece implacable y frío, máquinas de guerra, tanto los militares como la cúpula de la organización. Degradado por todos, excepto por su mujer y por compañeros como Jaime Dri, Tucho Valenzuela es recuperado en toda su nobleza desde lo colectivo también.
Una película que tiene por sobre todo un valor fundamental: sostener en estas épocas tan particulares donde se cuestiona el tema de los DDHH y el símbolo #30mil, la memoria de nuestros luchadores sociales, sus sueños y temores, su pulso histórico y microafectivo, para aportar a una historia que todavía debemos seguir escribiendo.