¿Qué diantres le pasó a George Clooney?. A mi juicio Clooney es uno de los escasos cineastas que produce cosas realmente interesantes en el Hollywood actual, ya que filma como un indie y - usualmente - tiene una agenda política particularmente inteligente. Acá Clooney se le ha dado por la aventura histórica, obteniendo un filme tremendamente prolijo desde el punto de vista técnico, pero absolutamente insípido. Digo: si uno reune a un cast de 7 talentosos que desbordan carisma, al menos podría hacer que el ensamble funcionara de por sí - y soportara las debilidades del libreto, tal como pasa con las secuelas de La Gran Estafa -; pero ello no ocurre y, si lo suma a lo desabrido de la historia, uno termina por darse cuenta de por qué el filme no funciona.
En el fondo aquí hay una historia interesante. Un grupo de gerontes expertos en arte son reclutados para salvaguardar las obras de arte más importantes de Europa, las cuales se ven amenazadas por la retirada nazi en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial. Los alemanes suelen optar entre robárselas o destruirlas, más cuando Hitler - en el apogeo de su locura - lanza su iniciativa Nerón, destinada a convertir en tierra arrasada todos los territorios que debían ceder durante la retirada (una suerte que debió haber padecido París - una de las grandes capitales del arte -, y que fuera abortada gracias a la crisis de conciencia de un alto jerarca nazi, quien se negó a dinamitar la ciudad). Con el tiempo en su contra, los veteranos deben dividirse y diseminarse por toda Europa descubriendo - sin querer - el plan maestro de los alemanes para ocultar su botín de guerra y asegurar su recupero cuando terminara la contienda.
El problema con todo esto es que los personajes principales son anónimos, y nunca conocemos nada de ellos salvo un par de anécdotas. Clooney y su socio Heslov no tienen la maestría de un Peter Jackson para delinear un personaje de cuerpo entero en tres parlamentos, razón por la cual todos son figuritas pintadas y fácilmente intercambiables entre sí. Estos gerontes entrenan como pueden para soldados, protagonizan algunas anécdotas insípidas, y ni siquiera hay un momento de tensión o una escena demasiado elaborada. Ya que Clooney y Heslov tuvieron que manosear la historia, quizás se hubieran beneficiado si podaban aún mas la cantidad de personajes, y dejar un núcleo duro mas pequeño y mejor desarrollado. Por otra parte el filme jamás se detiene a extasiarse con el placer visual del arte - y eso que aquí los tipos se rodean de las mayores maravillas de la pintura y la escultura -, con lo cual todos los discursos de Clooney - sobre la importancia de rescatar y preservar el arte como patrimonio histórico de los hombres, y considerar que semejante tarea amerita el sacrificio de los involucrados - suenan huecos. Tampoco hay un villano identificable - a lo sumo el filme crea un detestable oficial nazi y un amargo comandante ruso (el cual viene apoderándose de obras de arte en concepto de indemnización de guerra) sobre el final, pero carecen de tiempo así como interacción con los personajes principales como darles cierta estatura dramática -. Todo esto resulta en un filme decepcionante, el cual nunca termina por despegar. Las actuaciones son buenas, hay algunos chistes tibios, hay una buena reconstrucción de época... pero no hay emociones de ningún tipo, ni siquiera algo de substancia que justifique el visionado de la cinta.
Operación Monumento decepciona en vista del talento reclutado. Hay escenas aisladas aquí y allí que funcionan o amenazan funcionar, pero la historia jamás termina de arrancar. Es sosa y lineal, tal como eran las genéricas películas de guerra de los años 50. Carece de carisma, lo cual es un pecado mortal en vista de los nombres involucrados, y sin dudas es una decepción en vista de la impecable carrera de Clooney como director y artista de calidad.