En resguardo de lo bello y sagrado
"Operación Monumento", no está planteado totalmente como drama bélico sino que se mueve en una gran variedad de tonos. Narra el rescate de obras de artes, que escaparon a las llamas, pero que fueron secuestradas por jerarcas del nazismo.
Hace algunos días hemos podido leer en algunos medios periodísticos el tan particular y contundente reclamo que el actor, guionista y director George Clooney le planteó a los directivos del Museo Británico, respecto de la inmediata devolución de "los mármoles de la Acrópolis de Atenas saqueados por el país invasor en tiempos bélicos". Este hecho no es menor si se tiene en cuenta el protagonismo y la fuerte presencia de quien lo firma y al mismo tiempo lo que deja al descubierto, respecto de ciertas políticas culturales colonialistas que llegaron a poblar las vitrinas de los museos europeos.
La presencia en la cartelera de "Operación Monumento", presentada en el Festival de Berlín de este mismo año, por su mismo realizador, George Clooney y un grupo de actores, abre un diálogo con lo señalado precedentemente, ya que el film, planteado no ya en términos de un drama bélico sino de un relato que participa de una misión en tiempo de guerra, que se mueve en un variedad de tonos por momentos indefinidos, proyecta su historia hacia lo que es el rescate de obras de artes, que escaparon a las llamas, pero que fueron secuestradas, escondidas, bajos los mandatos y órdenes de los jerarcas del nazismo. Sea por saqueo o destrucción, lo cierto es que aún en la actualidad esto sobrevive: cada nueva invasión, cada nuevo ataque abre la puerta de nuevos genocidios y destruye, aniquila modos de cada cultura, sus propias expresiones artísticas. Como el mismo Clooney señaló cuando la presentación del film en dicho Festival: "Como en Siria, Afganistán, Irán o Sudán. Los estamos dejando sin su propia cultura".
Independientemente de que este su quinto largometraje no alcance, tal vez, desde mi punto de vista, el nivel de excelencia de un film como "Buenas noches, buenas suerte", ambientado en los años del maccarthismo, "Operación Monumento" es un film que si bien mantiene la épica de los films clásicos de Hollywoood, no pierde sus momentos que nos llevan a reflexionar en relación con el tiempo y lo que perdura, la fugacidad de la vida y la trascendencia de las obras de arte.
Pero, igualmente, ya desde el inicio, quien comandará a ese grupo, (el mismo Clooney), formado por historiadores del arte, un traductor judío-alemán, arquitectos, un escultor, un piloto inglés, reunidos con la venia de Rooselvet para esa misión, les mostrará una diapositiva de la Abadía de Montecassino destruida no ya por el ejército nazi, sino por un bombardeo de los aliados.
En declaraciones a la prensa, Clooney, quien siempre se ha presentado en diversos actos de protesta junto a su padre ( a quien le reserva un momento sobre el desenlace de este film) ha señalado que para realizar este film ha hipotecado su casa. Y que siempre " este tirar de la cuerda, esta situación de riesgo, es la que me pone en paz con mi conciencia".
Se comprende más aún, desde sus palabras, la felicidad que experimenta George Clooney al interpretar a su personaje Frank Stoke, ese arrojo romántico, junto a su grupo, lanzados en esa búsqueda tras las obras de Rembrandt, Michelangelo, Vermeer, Van Eyck, entre tantos otros sublimes creadores.
Se plantean en el film, de boca del mismo personaje, que por momentos asume demasiado protagonismo, la disyunción entre arte o vida. Se abren interrogantes, de igual manera, sobre quiénes son los depositarios de los bienes culturales cuando se ejercen acciones de ocupación y colonialismo.
Y entonces ante el inmediato conocimiento del deceso del gran guionista y director Alain Resnais, ocurrido ayer, a la edad de 92 años, creador de tan trascendentes films, meridianos en la historia del cine, como "Hiroshima, mon amour" del 59, "Providence" de 199, entre tantas otras, pensé en aquel censurado y prohibido durante diez años mediometraje que realizó junto a Chris Marker, "Las estatuas mueren también", profunda reflexión sobre la acción colonialista en el Africa, la usurpación de sus obras artísticas, el vaciamiento ideológico desde la doctrina religiosa, las vidrieras pobladas de los museos franceses. Una voz en off abre este admirable y necesario film: "Cuando los hombres están muertos entran en la Historia. Cuando las estatuas están muertas entran en el Arte. Esta Botánica de la muerte es lo que nosotros llamamos Cultura".
Para Alain Resnais, a quien siempre vamos a tener presente por su obra artística, por su legado, tal como señala uno de sus personajes en "Mi tío de América", de principios de los 80, "Una persona es una memoria que actúa". Y más allá de algunas objeciones, ya planteadas, en la voluntad crítica de George Clooney, en relación con quiénes podrán mañana estar frente a la obra de los mayores, contemplar y reflexionar ante estas obras artísticas que trascienden el tiempo mismo, aún con sus arrugas, "Operación Monumento" es un film que merece verse y debatirse en diferentes ámbitos; por sobre todo, el escolar.
Y, entonces, me viene a la memoria aquel film estrenado hace ya medio siglo, o tal vez, algo menos: "El tren". Lo dirigió John Frankheimer y en él, vemos cómo a pocos días de la Liberación de París un grupo del ejército nazi, en ese agosto del 44, saquean obras de arte y las cargan en un tren. Ante ello, una mujer que estaba al cuidado de las mismas, rol que interpreta Suzanne Flon, se conecta con el jefe de los partisanos, interpretado por el gran Burt Lancaster , al frente de una sección de la Resistencia quien traza un plan de rescate junto a los suyos.
En el tren de los ocupantes y de los depredadores quien conduce la máquina es un hombre que defiende los ideales de una Francia libre, personaje interpretado por Michel Simon. Al frente de ese ejército de uniformados con svásticas, marcando un intolerable clima despótico y de violencia, Von Waldheim, rol que asume el eximio actor inglés Paul Scofield.