"Peces del infierno"
Donde hay violencia y autoritarismo siempre existen riesgos. Cuando se llega a los extremos, hay que hablar lisa y llanamente de amenazas concretas y reales.
Hay que tener la cabeza fría, el pulso firme y el coraje por las nubes para tomar la decisión de participar en una guerra con el único (no por eso menos importante) propósito de arriesgar la vida en pos de salvar de la destrucción obras de arte a las que todo el mundo les hace la vista gorda debido al trágico contexto.
Al principio cuesta creer que hayan existido realmente estas personas pero si uno como lector (u espectador) hace el mínimo esfuerzo por racionalizar los hechos se dará cuenta que todo tiene sentido. Quizás, hasta le encuentre demasiado sentido.
Estamos atravesados por el arte como seres humanos. La cultura nos define casi por completo. Miles de veces armamos listados en nuestras cabezas en donde enumeramos nuestras canciones, películas, fotografías u libros favoritos por el solo hecho de querer dejar bien en claro a la posteridad aquello que tan feliz nos hizo en su momento.
“¿Vale la pena arriesgar la vida de un hombre por una obra de arte?” es la pregunta que más veces aparece en “Operación Monumento”, el nuevo trabajo que tiene a George Clooney como director y protagonista, acompañado por un elenco de lujo que va desde Matt Damon, Cate Blanchett, John Goodman y el gran Bill Murray entre otros.
Sin embargo, el interrogante más importante del film, y quizás el único que traspasa la pantalla y entra en la cabeza del espectador, es: ¿Arriesgaríamos nuestras vidas por una obra de arte?
La película de Clooney difícilmente podamos encasillarla dentro de las grandes producciones bélicas, aunque tenga casi todos los elementos vitales de este genero (excepto por la acción). Tampoco podemos catalogarla como un drama, porque las cuotas de humor que aportan ciertos personajes y que también surgen como resultado del difícil trabajo del director de convencernos de la verosimilitud de lo que nos parecía absurdo disminuyen el impacto de las dosis de emoción genuina que transmite esta historia.
Basada en el libro “The Monuments Men: Allied Heroes, Nazi Thieves and the Greatest Treasure Hunt in History” del escritor e historiador Robert M. Edsel (quien a su vez se basó en hechos reales para escribir una novela non-fiction), “Operación Monumento” se sostiene de principio a fin sobre todo por su original argumento, su gran despliegue técnico (la música de Alexandre Desplat junto con la fotografía de Phedon Papamichael sobresalen muchísimo) y el conjunto de carismáticos actores que ponen el cuerpo a esta batalla.
Puede fallar en algunos momentos debido a su falta de ritmo (tengamos en cuenta también que los hechos suceden casi sobre el final de la guerra) y pecar de remarcar demasiado el rol de los Estados Unidos como salvadores del arte. Sin embargo “Operación Monumento” será recordada como el incentivo cinematográfico perfecto para hacernos reflexionar sobre lo que estamos dispuestos a realizar con tal de preservar aquellas obras artísticas que nos definen por completo.
Impulsos y sensaciones que motivaron a estos soldados (liderados por George Stout y Paul Sachs) a concretar uno de los desembarcos en Normandía más pacíficos durante la segunda Guerra Mundial para dar inicio a una de las misiones más nobles y necesarias de la historia.