La guerra cultural
1-Hay veces que es más pertinente empezar por los defectos: Operación Monumento, el nuevo film de George Clooney, que cuenta la historia de una pequeña unidad del ejército estadounidense -compuesta por académicos que lo que menos tenían era experiencia en eventos bélicos- dedicada a encontrar/salvar/recuperar/devolver la mayor cantidad de expresiones artísticas posibles que los nazis intentaban robar o destruir durante la Segunda Guerra Mundial, tiene unos cuantos problemas, que resienten (y bastante) el conjunto final. En especial durante la primera mitad, a Clooney le cuesta encontrar el ritmo adecuado, la acción se dispersa demasiado y se explicitan en exceso las distintas capas discursivas. Pero a pesar de todo, estamos ante una película mucho más interesante de lo que parece y que se va consolidando a medida que avanza el metraje.
2-A Clooney siempre le interesaron los vehículos culturales que va encontrando la sociedad para expresarse. En Confesiones de una mente peligrosa y Buenas noches, y buena suerte el centro era la televisión; en Jugando sucio el deporte, con la radio como marco de difusión; en Secretos de Estado el marketing político. En todos los casos se asistía a procesos narrativos que sacaban a la luz hipocresías, artificios, fraudes, reglas dobladas o quebradas, aunque los caminos nunca eran lineales: Clooney no es un pesimista fácil, para él la mentira y la verdad no son tan antagónicas como parecen, y por eso toma como referencia a Edward R. Murrow, con su deconstrucción de los discursos macartistas, o celebra la sinceridad que pudo adquirir la trampa en lo que fue la conformación del fútbol americano. De ahí que en Operación Monumento lo que interesa es cómo las obras de arte constituyen expresiones pasadas, presentes y hasta futuras de una sociedad, y cómo los individuos se vinculan con ellas, retomando esta cuestión “aurática” del arte, del poder expresivo que posee lo original frente a la mera reproducción. Si en su filmografía previa Clooney analizaba textos masivos y expansivos, en su más reciente film hace foco en lo único e irrepetible, lo que si se pierde no se puede recuperar. Y en ese acto establece responsabilidades sobre la destrucción, la recuperación, la memoria, la identidad y la restitución a las manos correctas donde no sólo los nazis salen maltrechos, sino también las fuerzas aliadas.
3-Uno de los aspectos que enriquecen a Operación Monumento es la naturalidad con que recupera el estilo formal y narrativo del cine bélico de posguerra, tomando como referentes a directores como Samuel Fuller y Robert Aldrich, pero con una violencia física bastante más atenuada, porque a Clooney en realidad lo que le importa es otro tipo de violencia, que es la cultural. El robo masivo de arte es visto en la película como un indicio de lo que fue el Holocausto y otros crímenes de guerra, de la obediencia debida y hasta de la perspectiva wagneriana conocida como “arte total”, que derivó en un “hurto total”, en otra forma de quedarse con todo, de liquidar todo rastro de otras etnias, razas y culturas. Pero además, la dosificación de la violencia física, eso que apenas si se ve pero no deja de estar presente a través de su ausencia, contribuye a pensar, de manera mucho más efectiva que ciertos diálogos de trazo grueso, cómo determinados sectores artísticos e intelectuales no tienen un conocimiento cabal de lo que ocurre en una guerra, los costos que hay que pagar, y sólo es en el terreno que finalmente pueden realmente conocer y vivir eventos de los que muchas veces se dedican a hablar en abstracto.
4-Clooney extiende su clasicismo a la elección del reparto, recuperando al Bill Murray más noble, alejado de la pose, dándoles un peso sustancial a los papeles de Bob Balaban y John Goodman (ambos magníficos) y hasta haciendo que Jean Dujardin, a través de su rol, explicite su lugar en Hollywood, como alguien consagrado pero que a la vez no deja estar en inferioridad de condiciones frente a otras estrellas. Su consciencia de las herramientas, mecanismos y personalidades que han alimentado al star-system hollywoodense le permiten componer una puesta en escena que configura las condiciones ideales para varias secuencias que son magníficas: la visita al “granjero” alemán; la reproducción de una grabación de la familia de Murray en un campamento; la cena entre los personajes de Matt Damon y Cate Blanchett, son todas escenas que le agregan espesor, complejidad y riqueza a lo que se está contando, y que compensan otros momentos de estancamiento del relato.
5-Con Operación Monumento y su historia bélica que coquetea con el humor y hasta el misterio, logrando en sus pasajes más virtuosos ser un entretenimiento ágil y complejo a la vez, Clooney sigue posicionándose como un cineasta profundamente estadounidense en su ética y moral, que roza el idealismo. Hasta en su autocrítica lo es, porque allí también deja en evidencia su ombliguismo, cómo siempre piensa a Estados Unidos como el centro del mundo, hasta cuando cuenta algo que sucedió en Europa. La historia y la cultura europea, en este nuevo opus de Clooney, es la historia y la cultura de Estados Unidos. Es, por ende, la historia y la cultura global.