George Clooney no es un mal director. Si lo acompañan nombres como John Goodman, Cate Blanchett, Matt Damon, Bill Murray y hasta Jean Dujardin, pensamos que se trata casi de una obra maestra. De hecho sonaba para los pasados oscares hasta que se retrasó su fecha de estreno.
Su historia es simple: durante la segunda guerra mundial, el teniente Stout (Clooney) forma un grupo de soldados con una misión especial: salvar las obras de arte -pinturas, esculturas, etc- de los horrores de la guerra. La idea, para los amantes del arte suena bastante genial -y otra vez, es una historia verdadera- lo malo es que tenemos que saber bastante de arte para conocer todas las referencias y las obras que aparecen en pantalla.
El filme no es malo, de hecho es bastante entretenido y llevadero. El problema radica en el guión y en el montaje. No establecer una sola misión de rescate hace la película confusa y mal planeada. Y es que son tantos los frentes de batalla y tantas las obras por rescatar, que cuando el equipo se divide, también lo hace la cámara y resulta tedioso y muy desconcertante seguir el hilo a escenas de 2 o 3 minutos que explican muy poco. Hasta que por fin el equipo está completo y se enfocan en hacer el rescate más grande de todos, es cuando la película toma un mejor ritmo, pero es desafortunadamente cuando ya nos encontramos a más de la mitad del metraje.
Entretenida pero con fallas imperdonables, nos quedamos con lo que pudo haber sido un grandioso filme de comedia que se tambalea y no logra sostenerse como una buena película.