Como en las elecciones norteamericanas (o como en las secciones de opinión de los diarios argentinos, ups!), hay un ejército de trolls que recorre Internet metiendo opiniones falsas para manipular la opinión pública. Es la única manera de explicar cómo Overlord – el último producto de la factoría J.J. Abrams – obtuvo un 89% en RottenTomatoes y hasta 7/10 en la IMDB. La película está plagada de errores históricos, clichés y hasta el final no es muy excitante. Es como si un ejército de individuos hubiera nacido hoy y nunca hubiera visto películas similares – sin ir mas lejos, Outpost (2008) – que han sido mas modestas, mejor hechas y mucho mas efectivas.
Overlord cae dentro del subgénero conocido como naziexploitation, una ensalada que puede albergar desde zombies nazis hasta campos de concentración con mujeres desnudas al estilo de Love Camp 7 (1969). En los 60 el subgénero estaba de boga con cosas tan terribles como Ellos Salvaron el Cerebro de Hitler (1968), y después tuvimos Shock Waves (1977), la saga de Dead Snow, la mencionada Outpost y secuelas, El Reino de las Gárgolas (2007), la subvalorada El Fuerte Infernal (1983), La Roca del Diablo (2011), SS Doomtrooper (2006), Bloodrayne 3 (2010), y The Bunker (2001) entre toneladas de descerebres sicotrónicos. Overlord se parece demasiado a ésta última, solo que con los bandos cambiados ya que en el filme del 2001 era un grupo de nazis que se refugiaban en un fuerte infestado de criaturas sobrenaturales. Acá son zombies creados con un super suero, una idea que parece un combo de Capitán América (2011) y la saga de juegos de El Castillo Wolfenstein.
Al estar ambientada durante el Día D – el dia de la masiva invasión a Europa a través de las playas de Normandía, para abrir un segundo frente continental (los rusos atacaban por el este) y terminar de una vez con el poderío nazi en el final de la Segunda Guerra Mundial -, el filme tiene un comienzo espectacular, con centenares de barcos y aviones acercándose a la costa de Francia mientras aguantan un fortísimo fuego enemigo. Ahora bien: que la corrección política te lleve a escupir en la historia, creando pelotones multirraciales que nunca existieron (recién los implementó el presidente Harry Truman en 1948!), y menos un sargento negro al mando (los morenos fueron discriminados en sus propios pelotones y con sus propios oficiales) ya genera un resquemor entre los que conocemos sobre la Segunda Guerra Mundial. ¿Alguien vió alguna vez algún moreno comandando o simplemente participando de algún pelotón donde estuviera John Wayne o Van Heflin?. Pero los problemas del filme no terminan ahí. La credibilidad interna del relato cruje cuando estos tipos se pavonean por un pueblo de Francia como panchos por su casa, especialmente cuando hay toneladas de patrullas nazis vigilando el lugar… pero nunca donde están los protagonistas. Esto es particularmente terrible cuando el feroz jerarca nazi que compone Pilou Asbek (el Batou de la fallida Ghost in the Shell con Scarlett Johansson) intentar tirársele encima a la francesita Mathilde Ollivier. Cinco minutos antes la casa estaba cercada por un pelotón de 10 nazis que estaban dispuestos a matarle hasta el gato pero, cuando está a punto de mancillarla, salen los soldados yanquis escondidos, destrozan media casa en la pelea e incluso terminan a los tiros… algo que no escucha nadie (ni siquiera los vecinos colaboracionistas como la vieja detestable que anda con un silbato avisando infracciones a cuanto alemán se le cruce en el camino) ya que la custodia de Asbek se fue al Congo y no hay un maldito soldado alemán en 100 km a la redonda (!). Lo peor es que el pelotón de cinco tipos que tiene que volar la torre de transmisiones nazi se da maña para que 40 alemanes salgan en fila india y sean masacrados por una ametralladora, un ejemplo de estupidez suprema que sólo pasa en las películas de guerra yanquis.
Si la fidelidad histórica y la credibilidad interna del relato crujen, ni que hablar de los bichos que los nazis tienen encerrados en el laboratorio. Hay menos gore de lo esperado y los zombies deformes no terminan de asustar. Es mas un filme de acción que uno de terror, y el clímax está tan cantado que uno puede predecirlo a mitad del filme.
Overlord es otro de esos productos sobreinflados de J.J. Abrams, un tipo que se cree un genio y solo sabe crear golpes de efecto con cero substancia. El rey de los bananas produce, pero acá falta originalidad, tensión y tripas como para impresionar. Es posible que, al nadar en dolares, la necesidad de depurar e hilar fino no sea necesaria porque los FX y el maquillaje pueden camuflar a un director mediocre. En un montón de los filmes ante mencionados de naziexploitation (sin ir mas lejos, The Outpost) las cosas iban mucho mejor cocinadas y el resultado era satisfactorio. Acá la critica se embeleza con la pelicula como si Abrams hubiera creado el género, cuando en realidad es un pastiche que toma toneladas de cosas de un montón de filmes mas chicos y efectivos del mismo rubro, y los combina con mucha menos gracia. Y si el público le dió la espalda y recaudó casi lo mismo que costó (40 palos verdes), entonces la gente sabe que esto es puro efectismo sin demasiada solidez, y que hay filmes mejores que éste casi sobre el mismo tema… algo sobre lo cual estoy 200% de acuerdo.