Acá tenemos algo distinto: una buena película de guerra que también es una buena película de terror. El Día D es el punto de partida de esta tensa "Overlord" (justamente ese era el nombre clave del desembarco en Normandía), con un avión lleno de paracaidistas en medio del fuego cruzado con los nazis. Las violentas escenas de esos hombres listos para tirarse en medio del fuego antiaéreo en un avión medio hecho pedazos prometen una gran película, y tanto el director Julius Avery como el ya avezado productor J. J. Abrams cumplen la cumplen.
La misión de los protagonistas es hacer explotar una antena ubicada en la torre de la iglesia de un pueblito francés, ya que con ella en función los aviones aliados no podrían darle cobertura a los soldados que desembarcaran en las playas. Pero el asunto es que dentro de la iglesia ocurre otra cosa: hay un científico al peor estilo Mengele haciendo experimentos horribles con prisoneros y aldeanos. Por eso la misión, ya imposible desde antes, tendrá como nuevo objetivo terminar con los nazis.
El director logra una estética temible, que combina hiperrealismo con toques de los viejos comics de terror al estilo "Creepshow", de tal modo que nadie vaya a desorientarse por la falta de realismo. Las escenas fuertes, ya sean los tiroteos o las que exhiben monstruosidades, son muy buenas. Sin duda, para los aficionados al cine de terror, "Overlord" es una de las grandes películas del año.