En estas fechas es frecuente ver cómo se llenan las carteleras con películas que las distribuidoras no saben bien cómo vender. Y entonces aparecen rarezas gozosas como “Operación Overlord”, que debería convertirse rápidamente en un film de culto. El cuento es simple: Día D, aliados caen tras líneas enemigas, encuentran a la Resistencia y tienen que reventar un puesto de radio.
Pero resulta que hay un raro experimento nazi que genera algo así como zombies superpoderosos, una especie de Capitanes América del otro bando y mucho más sanguinarios. Muchas veces la mezcla de géneros no funciona y es simplemente una especie de rejunte prostético. Hace falta pulso, necesidad de complementación de los temas y un elenco que se tome todo en serio, hasta lo más absurdo. “Operación…” cumple con las tres premisas y no deja de lado el propio tema del horror bélico o de la increíble perversión nazi, aquí transformada en puro horror sobrenatural, lo que permite entenderlo todavía mejor (así es como se utilizan las metáforas, justamente).
La aventura está muy bien desarrollada, la tensión y el ritmo no se detienen y si alguna falla hay es el abuso de algún lugar común. Pero llena de adrenalina y emociona con el propio uso de las herramientas del cine. Un ejercicio noble y generoso con el espectador.